domingo, 3 de julio de 2016

QUIEN M'A ROBAO MI VOTO

40.000 votos jugando al escondite

Campaña del miedo, exceso de confianza, indefinición ideológica, Brexit... Una puesta en común en la provincia para intentar entender el batacazo de Unidos Podemos
FCO. SÁNCHEZ ZAMBRANO CÁDIZ .
"Noventa y ocho, noventa y nueve y cien. Allá voy. Quien no se haya escondido, tiempo ha tenido". Alguien se dio la vuelta hace una semana, abrió los ojos y se puso a buscar 40.000 votos que se habían escondido por todos los rincones de la provincia. Y siete días después no se ha encontrado aún ni uno. En esta situación se encuentran los dirigentes gaditanos de Podemos y de Izquierda Unida, que siguen sin dar crédito al descalabro que la coalición formada por ambos partidos, Unidos Podemos, sufrió el 26-J. Es verdad que el batacazo fue generalizado, porque se extendió por casi toda la geografía española, pero lo de la provincia de Cádiz es digno de análisis. Y es que perder 40.000 votos en apenas seis meses no es ninguna tontería. No en vano, esa cifra representa prácticamente una cuarta parte de los votos que Podemos e IU consiguieron por separado el pasado diciembre. Y es, por tanto, motivo para que ambos partidos se expriman el cerebro buscando una explicación. Y en ello están enfrascados. El nuevo coordinador provincial de IU, Manuel Fernando Macías, era claro días atrás: "Ya me gustaría saber a mí dónde están esos 40.000 votos. Llevo dos días buscándolos y no los encuentro", decía el también alcalde de Medina Sidonia. Y este periódico ha intentado echarle un cable en esa búsqueda, intentando hallar una posible explicación a lo sucedido. Para ello hemos recabado las reflexiones de ocho personas con pasado y/o presente en la izquierda ideológica, entre afines a Podemos, a IU y al PSOE. Todos ellos están hoy alejados de esa primera línea de la política en la que las directrices de los partidos suenan tan fuertes que no dejan escuchar las opiniones de alrededor. Y aunque no hay coincidencia general sobre los motivos del traspié sufrido por Unidos Podemos en la provincia gaditana, entre todos se consigue abrir un abanico con mil pistas para intentar empezar a buscar esos 40.000 votos que siguen escondidos. No es mucho, cierto es, pero algo es algo.

"Está clarísimo. Esos 40.000 votos están refugiados tras la frustración y el desencanto". Habla un comunista confeso. Habla alguien que antaño fue uno de los referentes de IU en la Bahía de Cádiz. Desde que hace cinco años perdiera la Alcaldía de Puerto Real, José Antonio Barroso vive a caballo entre Cuba y la provincia de Cádiz. El 26-J lo pasó aquí pero por primera vez en 39 años se negó a ir a votar. "Yo siempre he votado comunismo, desde 1977, pero ahora no he encontrado un solo motivo para volver a hacerlo. Cada uno tiene su manera de entender la política y en la mía los principios comunistas son sagrados y no pueden ir camuflados en una candidatura liderada por un partido que está lleno de oportunistas". Barroso, a la vista está, ha perdido la fe en Podemos... si es que alguna vez la tuvo. Y entiende que los comunistas aglutinados en IU han perdido su esencia en una coalición electoral que ha terminado difuminando "unas ideas y unos principios que jamás serán derrotados mientras en esta sociedad haya gente que lo esté pasando mal".

Bajo su punto de vista la "consistencia ideológica" del Partido Comunista sigue siendo sólida y choca de plano con un partido como Podemos del que dice que "se le ha pasado el arroz". "Seis meses después se ha comprobado que detrás del populismo no hay nada y que Pablo Iglesias es un bluf porque no se posiciona nunca en nada", reflexiona antes de preguntarse en voz alta: "¿Qué credibilidad tiene un dirigente político que dice que el PSOE es la casta y el partido de la cal viva y que poco después, por simples intereses electorales, tiende la mano a ese mismo partido diciendo que es una fuerza progresista y elogiando a Zapatero?".

Barroso da por tanto dos pistas: que la culpa es de los bandazos de Pablo Iglesias y que IU y Podemos casan como el agua y el aceite. Pero no todos apuntan hacia esa dirección. Para José Pettenghi, profesor de instituto y ex concejal de Cádiz que dejó el PSOE para aproximarse a las tesis de Podemos, lo que ha habido ha sido simplemente un "exceso de euforia" en las filas del partido morado y, por extensión, en la coalición electoral. "Unas encuestas infladas han terminado desmovilizando a los votantes de Unidos Podemos, que al final se ha visto superado por ese mensaje del miedo que el PP ha repetido hasta la saciedad, con tantas y tan cansinas referencias a Venezuela", reflexiona este articulista que defiende que las dos formaciones de izquierda que optaron por esta coalición "han perdido una batalla pero no la guerra".

Tras advertir que un demócrata que se precie no puede hablar de pucherazo "aunque tengamos el ministro de Interior que tenemos", Pettenghi reconoce que el acuerdo entre Podemos e IU "lo vi bien desde el primer momento, porque era algo lógico". Por ello, y a la vista del resultado inesperado cosechado por la coalición, considera que "no es momento de buscar culpables, aunque la responsabilidad debe ser compartida por ambas formaciones". Y, eso sí, da su receta particular a Podemos para recuperar en el futuro el terreno perdido: "Lo que hace falta es más calle y más pedagogía".

Otros dos datos: un exceso de euforia y el mensaje del miedo. Pero, ¿cómo se ve este revés de Unidos Podemos por ejemplo desde el prisma de un socialista? José Fernández Chacón fue muchas legislaturas diputado y senador por Cádiz. Antes fue también concejal del PSOE en la capital gaditana y en su etapa final en la política activa fue delegado del Gobierno primero en Melilla y luego en Ceuta. Hoy, desde una segunda fila, Chacón cree que el electorado ha buscado el 26-J simplemente desenredar la madeja de la política nacional. "Seis meses sin gobierno han provocado mucho desencanto. Y el pueblo español, que es sabio y que ahora reflexiona el voto mucho más que antes, ha buscado más seguridad, ha optado por aquello de 'más vale malo conocido' y se ha decantado por que haya unas instituciones más fuertes que sean efectivas a la hora de solucionar los problemas de la gente". Y después está el Brexit, que triunfó en el Reino Unido apenas tres días antes de las elecciones generales "y que creo que ayudó a que hubiera una mayor moderación del voto", apostilla.

Fernández Chacón es de la opinión de que el grueso de esos 40.000 votos perdidos por Unidos Podemos ha ido sobre todo a la abstención, y lo ve así primero porque considera que el populismo "tocó techo en las elecciones de diciembre" y segundo porque las coaliciones electorales no significan una simple suma de votos. "Las coaliciones dependen del estado de ánimo que provocan. Porque el voto tiene alma y se guía por su estado de ánimo, y eso es algo que no sabemos valorar por lo general ni las encuestas, ni los partidos políticos".

El abanico de posibles escondites de esos 40.000 votos, como ven, se va ampliando cada vez más. Pero ahí va otra idea: el origen del descalabro de Unidos Podemos está en "la soberbia de Pablo Iglesias". Quien así opina es Fernando Fernández, ex alcalde de Olvera y que dejó IU y la política para centrarse en su profesión de maestro. El ex regidor olvereño comparte curiosamente muchos de los argumentos del socialista Fernández Chacón como, por ejemplo, que el Brexit tuvo una trascendencia mayor en las urnas de la que se creía en un principio, que muchos votos de Podemos y de IU se escondieron en la abstención y que el electorado buscó en las papeletas del PP y del PSOE que haya más moderación en las instituciones. Y en esa moderación no sitúa a Podemos "con quien puedo compartir el fondo de su mensaje pero en ningún caso las formas", aclara.

Fernández se explica: "Ha habido un error en Podemos, y en especial en su líder, a la hora de anticipar los resultados. Su obsesión por ser la fuerza hegemónica de la izquierda, sus palos continuos al PSOE y sus malas formas han terminado siendo elementos que han influido negativamente en un electorado que claramente prefiere más humildad en sus dirigentes". Y a esto añade que, a su juicio, el votante ha visualizado durante la campaña "que no ha habido complicidad entre Podemos e Izquierda Unida".

Falta de complicidad. Ese tema lo toca de soslayo IgnacioGarcía, quien fuera muchos años parlamentario andaluz, concejal en El Puerto, diputado provincial y coordinador provincial de IU y que ha retomado no hace mucho su labor docente en un instituto. García cree que su partido "ha participado poco en la campaña electoral de Unidos Podemos" y que ha habido otros elementos que tampoco han ayudado a la coalición como por ejemplo esas referencias al corazón y a la sonrisa "una idea moderna, bonita y atrayente pero que a lo mejor no ha calado entre la gente que lo está pasando tan mal". Eso sí, tira de sentido común cuando afirma que de los dos partidos coaligados el que ha perdido más votos ha sido Podemos "sencillamente porque tenía más votos que nosotros".

El mensaje del miedo hacia el populismo, el Brexit y mensajes poco claros de Unidos Podemos como las referencias a la socialdemocracia y los elogios a Zapatero son otras cuestiones que García entiende que han tenido igualmente su relevancia en el escrutinio final del 26-J. También apunta a las encuestas, aunque en un sentido diferente, ya que considera que lo que pudo desmotivar a una parte del electorado de la coalición fue "que se supiera con antelación que Unidos Podemos no iba a ganar".

En clave interna, García diferencia entre las militancias tanto de su partido como de Podemos "que sí han votado en bloque a la coalición" y entre los electores habituales de ambas formaciones "que ahora han diversificado su voto". Y expone que otro error de Unidos Podemos ha podido estar quizás en que "no hemos sabido leer el momento social actual". "Creíamos que había un clamor revolucionario en la calle a favor del cambio político y se ha visto que no era así". Eso sí, García pide que IU encare su futuro con calma, convencido de que la confluencia es factible y hasta necesaria "pero si se asienta en la izquierda y no en la transversalidad", enfatiza.

García no incide mucho en las supuestas diferencias entre Podemos e IU pero sí apunta en ese sentido FranciscoPiniella, también ex concejal del PSOE en Cádiz y que hoy, como él mismo se autodefine, es "un socialista que en las últimas elecciones ha votado a Podemos". Para él hay dos explicaciones a la fuga de esos 40.000 votos. La primera ha sido "esa campaña de 'todos contra el populismo', esa demonización de la opción radical de la coalición, el miedo a que viene Podemos, que creo que ha calado en algunos sectores de la población de mayor edad". Y pone la ciudad de Cádiz como ejemplo de "ese acorralamiento de los partidos hacia cualquier movimiento que haga el alcalde, especialmente por parte de un PSOE que está haciendo una oposición desconcertante para los votantes de izquierdas".

Y el segundo factor que apunta Piniella para entender el resultado final del 26-J, aunque menor, es que algunos de los sectores más conservadores de IU "han demostrado que no se encuentran a gusto con la nueva política de la formación morada", aunque entiende que este hecho "es más visible en las zonas rurales que en las grandes ciudades, y ahí está el ejemplo de Cádiz, donde la unión de ambas formaciones está funcionando muy bien en el gobierno municipal".

En cierto modo esta última reflexión es compartida por alguien que conoce bien el ámbito rural. El socialista ArsenioCordero fue muchos años alcalde de Alcalá de los Gazules. Hoy, también de regreso a su actividad docente, Cordero opina que los "celos" entre dirigentes de Podemos y de IU "son muy habituales en los pueblos", algo que anticipa que se visualizará mejor cuando lleguen las elecciones municipales de 2019, si ambos partidos deciden seguir juntos, "y los de Podemos intenten imponer sus políticas y sus candidatos".

Desde el respeto a dos formaciones adversarias, aclara, Cordero cree que en las zonas rurales "la gente está más centrada en el día a día y no se creen los milagros que Podemos va vendiendo por ahí". Y apostilla que la formación morada "no tiene predicamento en los pueblos porque lleva poco tiempo y porque es un fenómeno eminentemente urbano, es verdad, pero también porque carece de solera y de cantera en las zonas rurales y porque no tiene referentes sociales y locales", cuestiones que a su juicio "han terminado lastrando a IU en estas elecciones también en los pueblos, al menos en esta provincia".

Para entender los conceptos tan diferentes de IU que existen en las zonas rurales y en las ciudades, el periodista FernandoSantiago incorpora al debate la figura de Julio Anguita que, opina, ha tenido su efecto en la última campaña. "Anguita seguro que ha ayudado a fijar el voto para Unidos Podemos en los pueblos, porque allí si él dice que hay que tirarse por un puente, la gente de IU se tira corriendo; pero en las ciudades seguro que ha influido para mal, porque allí Anguita es una momia como la de Lenin".

Hoy es un analista neutral pero lustros atrás Santiago llegó a ser el referente de IU en la capital gaditana y hasta en la Bahía de Cádiz. Desde esa experiencia pasada entiende que Izquierda Unida ha perdido este 26-J buena parte de su electorado "pero la fuga más grande ha sido en Podemos". Y es que, a su entender, la coalición no satisfizo a nadie "porque los votantes de IU vieron que ya no se defendía ni la República, ni la salida de la OTAN, ni el adiós al euro, y los de Podemos vieron que sus líderes ya no eran tan rupturistas como antes y que además abrazaban a la socialdemocracia y ponían a Zapatero como ejemplo". Por eso entiende que buena parte de esos votos se quedaron en su casa y otros "pudieron ir en parte al PSOE o incluso al PACMA".

Fernando Santiago, que considera que IU "ya casi no existe" y que en el futuro "sólo pervivirá el Partido Comunista pero como un simple club de opinión dentro de Podemos si éstos les dejan", apunta otros elementos que considera que también han podido tener una influencia negativa para Unidos Podemos en las urnas como, por ejemplo, la sobreexposición de Pablo Iglesias en tantos programas de televisión y, de manera muy especial, la obsesión de Podemos por centrar su campaña casi al cien por cien en las redes sociales "cuando está clarísimo que aún hay una parte muy importante de la sociedad que no sigue la campaña por esa vía".


Ahí lo ven. 40.000 votos llevan una semana jugando al escondite en la provincia de Cádiz. Y después de estas reflexiones, de esta puesta en común, quizás lo único que ha quedado claro es que puede haber hasta 40.000 escondites posibles, uno por cada voto. ¿Por dónde seguimos buscando?

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