lunes, 6 de febrero de 2017

LA CHACHA DIAZ TIENE CANGUELE

El 15M de ‘Spiriman’

Histriónico y populista pero también solidario y defensor
 de la sanidad
 pública, el perfil anárquico del promotor de la marea 
blanca desconcierta a la Junta


El médico granadino Jesús Candel (40 años, casado, cuatro hijos) es un adversario extremadamente difícil de combatir: sus ruidosas reivindicaciones de mejora de sanidad pública tienen en última instancia contenido político y acarrean consecuencias políticas, pero su perfil de activista es lo más alejado que pueda pensarse de un líder político al uso o de alguien que albergue ambiciones políticas.
Y eso que ha logrado poner en serios apuros a la Junta al conseguir lo que ningún partido, ni en solitario ni en compañía de otros, había conseguido jamás en Granada: sacar a la calle a decenas de miles de personas para protestar contra los planes sanitarios del Gobierno de Susana Díaz.
Y es que lo más parecido al movimiento ciudadano encabezado por Candel en Granada es nada menos que… ¡el 15M!, aquel movimiento que llenó de jóvenes airados las calles y plazas de las grandes ciudades españolas en la primavera de  2011.
Los partidos llegaron después
Más allá de la reivindicación específica y mensurable de dos hospitales completos para Granada, en la figura de este médico de urgencias conocido popularmente como ‘Spiriman’ parece haber cristalizado un difuso malestar social cuyo rasgo más paradójico es que detrás del mismo nunca ha habido ningún partido político. Los partidos –esencialmente el PP y Unidos Podemos– llegarían después, cuando la ola ya había cogido altura y velocidad de crucero y era interesante subirse a ella.
Esta es otra de las semejanzas de la marea granadina con el 15M. El de entonces fue un movimiento en gran medida espontáneo que sorprendió tanto a los partidos de izquierdas como a los de derechas o a los mismísimos sindicatos: la primera decepción se la llevaba Izquierda Unida en las elecciones municipales y autonómicas de aquel 2011, cuando comprobaba no sin cierto estupor que el malestar generalizado de las calles no se traducía en votos a la coalición, y ello a pesar de que muchas de las cosas que se decían en las plazas eran las mismas que venían diciendo desde hace años los dirigentes de Izquierda Unida.
Desconcierto en la Junta
¿Qué diablos estaba pasando en aquel 2011 en Madrid, Barcelona o Sevilla? Nadie lo sabía muy bien. ¿Qué diablos ha pasado en 2016 en Granada? Nadie lo sabe muy bien. El Gobierno andaluz está preocupado, sí, pero sobre todo está desconcertado.
Aunque lo haya hecho tarde, la Junta ha reaccionado finalmente al 15M de Candel: el problema, y de ahí el desconcierto, es que su rectificación no está teniendo la respuesta habitual en los conflictos laborales o políticos, donde cuando el Gobierno cede a la presión sindical, esta a su vez se relaja y acaba estampando su firma en un documento que recoge las mejoras arrancadas.
Del 15M acabó saliendo Podemos y de este una impugnación en toda regla del sistema político español respaldada por cinco millones de votos. Del 15M de Candel, además de decenas de miles de personas en la calle, nadie sabe qué acabará saliendo ni cuánto de la política andaluza convencional se llevará este movimiento por delante.
Candel quiere más
Aunque hay reivindicaciones sanitarias y sindicales de por medio, en Granada todo está siendo distinto. Lejos de amansar a Candel, la cadena de dimisiones en la Consejería de Salud y la anulación por el Gobierno andaluz de los decretos de fusión hospitalaria de Granada y Huelva más bien parecen haber recrudecido su tono verbal y sus exigencias.
Nada es bastante para Spiriman. Ni siquiera los sindicatos sanitarios se atreven a llevarle la contraria. A quienes lo han hecho les ha caído encima una salva de reproches e insultos de todo tipo: inútiles, cobardes, pelotas, vendidos, cagados…
 Populista y algo más
Y es que a medida que ha ido creciendo la marea ciudadana que él lidera, Candel ha ido radicalizando su discurso, sin ahorrar insultos y hasta ofensas que lo han llevado hasta los tribunales acusado de injurias y calumnias.
El histrionismo en las formas, el populismo en los discursos, el radicalismo en los objetivos y el sectarismo en los reproches en son marcas inequívocas del personaje, pero también lo son su compromiso solidario con niños desfavorecidos a través de una fundación propia o su defensa a ultranza y sin reservas de la sanidad pública, que en su opinión ha ido deteriorándose  paulatinamente y está siendo pésimamente gestionada debido al “amiguismo” que impera en los nombramientos de la Consejería de Salud.
Contra Díaz
¿La culpable de todo ello? Para él está claro: Susana Díaz. Si el nombre de la presidenta no aparecía inicialmente en los vídeos y proclamas que Candel subía a las redes sociales, a medida que iban pasando las semanas y los partidos se subían al barco de ‘Spiriman’, este ha focalizado sus ataques a la presidenta y personalizado en ella sus ataques a la gestión sanitaria.
“Esta señora está engañando a toda España”, decía esta semana en una entrevista en la cadena televisiva Cuatro. Pero ¿y la derogación de la fusión hospitalaria o el compromiso de recuperación de dos hospitales completos? Candel, sencillamente, no se lo cree. Están mintiendo, repite una y otra vez.
‘Justicia por la Sanidad’
De hecho, la Junta tiene ahora serios problemas para mantener la credibilidad en una materia como la sanidad pública, una bandera que hasta la irrupción de ‘Spiriman’ nadie había logrado discutirle y mucho menos arrebatarle.
Si la batalla hubiera transcurrido por los cauces reivindicativos convencionales, a estas alturas y después de la notoria rectificación de la Junta el conflicto estaría resuelto. La respuesta de Candel ha sido, en cambio, crear la asociación 'Justicia por la Sanidad' de la mano del jurista y ex fiscal Carlos Castresana. ¿Su objetivo? Pedir “responsabilidades ante los tribunales" por la fusión hospitalaria, exigir nuevas dimisiones y asegurarse de que Granada tenga, cuesten lo que cuesten, dos hospitales completos.
Una veta prometedora
Mientras tanto, los partidos de la oposición apenas dan crédito a lo que les está pasando. Es como un milagro. De pronto se encuentran con que alguien les ha hecho el trabajo de poner en jaque al Gobierno autonómico. Hasta Ciudadanos, aliado parlamentario de Díaz, se ha visto obligado a hacer lo que inicialmente no quería: sumar sus votos a PP, Podemos e IU y permitir un Pleno monográfico del Parlamento sobre la situación de la sanidad, que el PSOE rechazaba.
Esta vez, Unidos Podemos y el PP están seguros de haber encontrado una veta que puede hacerlos ricos. ¿Pero acaso Jesús Candel está próximo a Podemos? ¿Al PP? Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero no lo parece en absoluto. Los héroes no tienen carné. Como la gente del 15M, ‘Spiriman’ tendrá sus querencias ideológicas pero va por libre.
Es cierto que apenas ha formulado reproches reiterados o medianamente contundentes a los recortes de presupuesto y de personal sanitario impuestos por el Gobierno central y causa principal del deterioro del sistema, pero seguramente intuye que si lo hiciera su discurso perdería pegada y transversalidad: a fin de cuentas, como populista genuino, el suyo es un discurso contra el poder y en Andalucía el poder se llama Partido Socialista.

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