La Barrosa, un santuario natural por descubrir
-
Un espacio en la tercera pista atesora buena parte de la flora y fauna autóctonas
-
En la Loma del Puerco hay hasta seis variedades de narcisos
Escondido
entre las calles Boquerón y Choco, en la tercera pista de La Barrosa, y
rodeado de dunas, se sitúa uno de los espacios medioambientales más
ricos y variados, pero al mismo tiempo más desconocidos, que posee
Chiclana. Son 17.000 metros cuadrados que atesoran buena parte de la
flora y la fauna autóctonas de la playa y que crecen sin sufrir las
molestias de los bañistas y bajo la atenta vigilancia y los cuidados
constantes de los técnicos del Ayuntamiento.
Un paseo alrededor de este singular espacio puede
deparar al visitante la sorprendente visión de camaleones, cuya
protección es de carácter estricto en la Comunidad Europea, o del
lagarto ocelado, un reptil de color verdoso que está considerado como el
de mayor tamaño de Europa. Con ellos conviven otras especies más
comunes en zona dunar como las culebras de escalera, lagartijas,
escarabajos e insectos, animales que forman parte de la cadena trófica
del ecosistema de La Barrosa. Entre la flora, destaca el enebro marino,
una especie muy valiosa, que se encuentra protegida y en peligro de
extinción, las sabinas y el acebuche. Todas ellas plantas autóctonas.
Sin embargo, esto no siempre fue así. Esta parcela, que
hoy disfruta de un alto valor ecológico, hace unos años era un lugar
degradado, que los usuarios de la playa usaban para aparcar sus
vehículos a la sombra de los enebros y a escasos cien metros de la
playa. El daño era tal que impedía la germinación de las especies
vegetales y el desarrollo de las raíces de los enebros existentes, a la
vez que se incrementaba los efectos erosivos. Ante este deterioro
causado por la mano del hombre, la Delegación de Medio Ambiente, a
través de Chiclana Natural, decidió actuar y renaturalizar este lugar
tan castigado, convirtiéndolo en el espacio singular que es actualmente.
Esta regeneración del ecosistema costero consistió en
la eliminación de las especies exóticas invasoras, como acacias y uñas
de león, que también poblaban la zona, y la plantación de 42 sabinas y
120 acebuches, que fueron suministrados por la entonces Consejería de
Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía.
Hoy, el resultado de este magnífico trabajo salta a
la vista y este insólito lugar luce como uno de los que cuentan con
mayor riqueza medioambiental de la costa gaditana.
Sin embargo, este recorrido por la variada naturaleza
de La Barrosa no sería completo sin una obligada parada en la Loma del
Puerco, en una parcela donde crecen hasta seis variedades de narcisos:
Narcissus obsoletus, Narcissus viridiflorus, Narcissus cavanillesii,
Narcissus perezlarae, Narcissus alleniae y Narcissus xanthochlorus.
Según la Sociedad Gaditana de Historia Natural, al darse estas plantas
en un espacio tan reducido de terreno, hace de este paraje un lugar
único en el mundo.
Es más, dicha institución provincial ha calificado recientemente el sitio como un "laboratorio genético".
Ante tal descubrimiento, el Ayuntamiento decidió
reubicar los dos campos de fútbol que tenía previsto construir en esta
zona y crear una microreserva. Asimismo, se colocó un puente de madera
elevado desde donde poder observar e investigar esta especie botánica.
Según el responsable de Medio Ambiente, Joaquín Páez,
"estas actuaciones suponen una apuesta decidida del Consistorio en pro
de la biodiversidad y la conservación, convirtiéndose, en el caso de los
narcisos, en un foco de atención para el turismo de naturaleza, que
complementa al de sol y playa".
No hay comentarios:
Publicar un comentario