martes, 28 de noviembre de 2017

EL LIO DEL COMPIYOGUI DE LA REINA DE ESPAÑA

La manada, la intimidad y la doctora Pinto

Trato de ser siempre un defensor de las decisiones judiciales pero hay veces -en ocasiones no pocas veces- que me lo ponen más que difícil. Cierto que los jueces, como el resto de mortales, son de su padre y de su madre... vale. Pero hay situaciones en las que algunos se olvidan del sentido común y de la protección de la víctima.
¿Y esto a que viene? A la intimidad. Ese sagrado derecho de todos. Porque la justicia, representada por los que portan las togas, tiene que blindar esa intimidad, tiene que hacer todo lo posible para que nada se sepa que no se tenga que saber... y menos si nada tiene que ver con la causa que se está juzgando o investigando.
En Pamplona, un juicio difícil de gestionar. Sin cámaras, sin periodistas... blindando a la víctima,  y protegiendo también la de los aún presuntos. Una difícil tarea la que llevan a cabo los magistrados y que tiene pinta de que va por buen camino. Porque lo que no se puede consentir es que quien ha sido víctima, quien es la denunciante, se vea sometida a una segunda victimización... y es el escrutinio de su vida privada, como si tuviera algo que ver con los hechos que denuncia.
Pero igual que en este caso, en el resto. ¿A qué me refiero? Al caso López Madrid y la doctora Pinto. Recordemos que el proceso judicial se inicia cuando la dermatóloga denunció en diciembre de 2013 amenazas a su hijo a la puerta del colegio. Después, una puñalada en enero de 2014, y amenazas telefónicas. Y luego, más amenazas a sus hijos.... y, así hasta llegar a una segunda puñalada:... Solo entonces, en abril de 2014, mencionó el nombre de  Javier López Madrid como responsable del acoso.
Resulta que conversaciones de la doctora que nada tienen que ver con la causa aparecen en sumarios y en medios de comunicación. ¿Por qué tiene que estar incorporadas conversaciones donde se hablan de las hemorroides de sus pacientes? Porque este caso es, cuando menos, curioso. Resulta que la juez autorizó a incorporar a la causa un CD con grabaciones del teléfono de la doctora, un teléfono que había sido intervenido con el visto bueno de la propia Elisa Pinto.
Pero claro, en tu teléfono recibes llamadas de todo tipo y hablas de todo. Pues ese es el hecho, que en el sumario fueron incorporadas todas las llamadas, de todo tipo, un CD en el que estaban todas las conversaciones y al que pudieron acceder las partes, todas las partes.  Y se comenzó a conocer. Los periodistas solemos conocer casi siempre casi todo. Y se publicaron datos de las conversaciones... en las que nada había nuevo para la causa. Y además, algunos  periodistas tuvieron acceso al cd competo. Y allí sí había de todo... conversaciones con pacientes, con familiares, con amigas...  con la intimidad propia de cualquier conversación. Porque en ellas  se hablaba de todo, como hace todo hijo de vecino con su teléfono ¿Y por qué si no tenía nada que ver con los hechos esas conversaciones privadas se incorporaron a la causa?
La defensa de la doctora recurrió, levantó la voz ante lo que consideraba -con acierto- que era un ataque a su intimidad. Y conviene recordar... ella es la denunciante... qué pintan conversaciones familiares  cuando lo que ella denuncia es acoso, agresiones, amenazas... muy difícil de entender. Finalmente, la juez, a requerimiento de la doctora, ha retirado el polémico CD del sumario. Mucho del daño ya estaba hecho... Pero todo no acaba ahí. Aún queda el ordenador personal de la doctora, un ordenador del que la juez ha ordenado su volcado "completo". ¿Por qué completo? En un ordenador, igual que ya en un teléfono, está la mayor parte de la vida del propietario. Y habrá contenidos que puedan ser utilizados para la causa. Pero seguro que la gran mayoría, no. ¿Entonces? ¿Volvemos a vivir un episodio similar al del CD, que solo cuando comenzó a trascender su contenido la juez ordenó que se retirara del sumario y que se prohibiera la publicación de su contenido?
No quiero imaginar lo que puede contener ese ordenador. Pero estoy convencido de que la gran mayoría del material absolutamente de nada servirá para aclarar quién apuñaló a la doctora o amenazó a sus hijos.... Tal vez para eso tendría más utilidad el ordenador de los imputados que el juzgado no ha dado luz verde, curiosamente, para ser descargado.
¿Entonces? ¿Para que quiere el juzgado 39 el ordenador de la doctora Pinto? ¿No se podrá interpretar como un ataque a su intimidad? ¿No es más fácil cribar el material y evitar crear una situación de indefensión a quien es la denunciante?
Al final, quien denuncia se ve aplastada por una maquinaria inmensa de poder económico-policial, con fuerte penetración mediática. No sé si la doctora tuvo un 'quelque chose' con el señor López Madrid o no. Y admito que me da igual. Al juzgado también debería darle. Porque sea como sea, si una mujer dice no es no, haya lo que haya habido antes y si lo ha habido. Esto vale para todas. Y un juzgado no debería permitir que la victima acabe arrepintiéndose denunciar o que parezca cobrar valor el lema de "la mate porque era mia". Porque lo que sí ha declarado alguna de las testigos es que estaba convencida de que a la doctora Pinto la iban a matar.

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