miércoles, 15 de noviembre de 2017

DOS HIJOS DE PUTA EN SU SALSA

España pochada

Cuando sigue oliendo a podrido en la cocina



Ignacio González y Mariano Rajoy en la sede de la Comunidad de Madrid
Ignacio González y Mariano Rajoy en la sede de la Comunidad de Madrid EFE
“Mariano Rajoy Brey es un hijo de puta con complejos, que quiere superar a Franco en la presidencia del Gobierno”. Dicho así, por Ignacio González, da mucho miedo. Sentarse a ver pasar los cadáveres en esta guerra sucia y oír cómo se describen entre ellos es de todo menos como ha declarado Rajoy a la prensa alemana: “Hubo corrupción en mi partido, pero son cosas del siglo pasado”.
Da miedo, más que nada, porque gobiernan España. Para ser del siglo pasado, sorprende que, en un solo día, procesen al partido del Gobierno y a su tesorera, indaguen en el Parlamento por el apunte “M. Rajoy” en una contabilidad corrupta, el juez de Púnica señale movimientos contables opacos en tiempos de Esperanza Aguirre, sepamos que ese mismo gobierno autonómico hacía extraños pagos a la empresa de escrutinios electorales Indra, conozcamos más detalles del pago de mordidas al PP o salgan a la luz nuevas escuchas del caso Lezo con conversaciones un tanto mafiosillas…


Hay una tendencia instalada. Se dirige hace tiempo contra los periodistas que “solo contamos cosas malas”. En palabras de Rajoy, es el “martilleo constante”. Claro que, no hace falta tirar de martillo, cuando semejante oleada de noticias corruptas proporciona clavos suficientes para hacer de la corrupción una cruz. Es aún más un calvario para la ciudadanía que todavía se molesta si le roban la cartera. Para el periodismo, mirar hacia otro lado sería incluso cómplice.
Para un analista llegado de Marte, que se pusiera a analizar la calidad democrática de las naciones europeas, le daría para levitar un rato, dándose un rulo con el platillo volante, acumulando novedades de Gürtel, Púnica, Lezo, pasando los años, esperando condenas y sin un pez gordo en la cárcel. “Solo piensan en ellos”, dice Ignacio González, alias “Jaime Liberal”, el de la pulsera rojigualda y los millones en Colombia. “Me dijo Aznar que hables con el ministro de Justicia para asegurar el puesto de fiscal jefe de la Audiencia Nacional”, le exhorta Zaplana.
Con estas gravitaciones, no es raro que “El Bigotes” le diga al juez que no le moleste, porque estaba pochando huevos y tiene que irse. Pensarán que le echa morro o que es un caradura. No se extrañen tanto, porque al presidente y a la vicepresidenta les han preguntado en el Congreso por la corrupción y su repuesta ha sido que Podemos y el PSOE van peor en las encuestas. Eso debe de ser lo importante. Ni una disculpa, ni una explicación. España pochada: sartén por el mango.

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