Los defensores del dictador suelen argumentan que Franco salvó España del comunismo y de entrar en la Segunda Guerra Mundial, además de ser el líder que impulsó el crecimiento económico del país a partir de la década del 60, entre otros supuestos logros.
"Franco era el que menos capacidad tenía de los generales que se sublevaron contra la República Española (Emilio Mola, José Sanjurjo, Gonzalo Queipo de Llano y Manuel Goded)", dijo el historiador español, Alberto Porta Gómez, de 82 años, quien llegó a la Argentina durante la Guerra Civil (1936-1939).
Para este analista, "los crímenes de lesa humanidad en España se pueden contar de a miles. Hubo un total de 176.314 sentencias de muerte, de las cuales se ejecutaron el 67 por ciento".
Con el apoyo de los sectores más reaccionarios, entre ellos un grupo de militares llamados "africanistas", Franco se sublevó contra la Segunda República española, el 17 de julio de 1936.
Antes de levantarse en armas, ocupaba la comandancia de las islas Canarias, tras ascender a la jefatura del Estado Mayor Central del Ejército. Poco después organizó la formación fascista "La Falange", que se convirtió en el partido oficial de su régimen.
El "golpe de los generales" triunfó en algunas ciudades, pero encontró una encarnizada resistencia por parte de la población y de las fuerzas leales, ya que no consiguió tomar las dos ciudades más importantes de España: Barcelona y Madrid, la capital del país.
Apoyado por una gran mayoría de católicos, según el historiador británico Eric J. Hobsbawm,Franco "tuvo la fortuna de no intervenir en la Segunda Guerra Mundial al lado de (Adolf) Hitler, pero envío una fuerza de voluntarios, la División Azul a luchar en Rusia, al lado de los alemanes, contra los comunistas ateos".
Durante la Guerra Civil española, Hitler le envió veinte aviones de transporte Junkers Ju 52, seis aviones de combate Heinkel He 51S, artillería, entre otros armamentos, junto con pilotos y mecánicos, y una unidad médica. Al finalizar dicha contienda bélica, los Aliados lo consideraron el "último dictador fascista sobreviviente".
Pero en la llamada Guerra Fría, entre Estados Unidos y la ex Unión Soviética, Franco se destacó por su postura anticomunista.
Después de su muerte, España inició el camino hacia la transición democrática durante el cual se dictó una amplia amnistía en 1976 que fue completada el 11 de enero de 1977, bajo el gobierno de Adolfo Suárez con el objeto de reconciliar a los españoles.
"Yo pido perdón a todos mis enemigos, así como perdono con todo mi corazón a aquellos que se declararon mis enemigos, aunque yo no considero a ellos eso", dijo Franco poco antes de morir.
En 1969, el "generalísimo" (como lo llamaban sus seguidores), designó al príncipe Juan Carlos I como su sucesor. "El franquismo fue una época lamentable que postergó el desarrollo de Españay puso al país en la posguerra de la Segunda Guerra Mundial. Cuando todos los países se desarrollaron, España era el más atrasado de Europa", señaló Porta Gómez.
Otros informes de prensa elevan esta cifra de muertos a unas 500.000 personas, mientras que hubo un total de 450.000 exiliados.
Durante la dictadura franquista rigió la pena de muerte, que fue abolida con la Constitución española de 1978, por lo que muchos prisioneros del régimen eran ejecutados ignorando las protestas internacionales.
Recién el 27 de diciembre de 2007 empezó a regir la llamada Ley de Memoria Histórica, mediante la cual se reconocen los derechos de quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la dictadura de Franco.
Más de 70 organizaciones de víctimas del franquismo consideran que un total de 150.000 personas desaparecieron durante esos hechos, por lo que reclaman exhumar unas 2380 fosas comunes detectadas, según el sitio web memoriahistorica.gob.es
Aministía Internacional, por su parte, denunció que hubo 30.000 niños robados durante varias décadas.
A pesar de los reclamos, España se resiste a revisar su pasado al cumplirse 40 años de la muerte de Franco. El único que se atrevió a desafiar las leyes dejadas por el franquismo fue el ex juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, quien impulsó una investigación que cerró finalmente el Tribunal Supremo en 2012. El magistrado fue juzgado por prevaricato, aunque finalmente fue absuelto de ese cargo.
Hasta ahora, la única causa abierta por los crímenes del franquismo se encuentra en Buenos Aires, en el juzgado de la jueza María Servini de Cubría, debido a que la Ley de Amnistía de 1977 y la prescripción de los delitos son obstáculos para que sean juzgados en España.