Oasis. La entrada al Jardín, a metros de Juramento al 2200. Entre caminos angostos, pedacitos de "selva" . / Marcelo Carroll
La sombra que alivia. El verde que refresca. Los perfumes y las flores, salpicadas como gotas de colores, que encandilan. Apenas uno entra al Jardín Andaluz del Museo de Arte Español Enrique Larreta -la ex casa del escritor Enrique Larreta (1875-1961)- cambia hasta el modo de respirar.
Es que sobre Juramento 2291, a una cuadra de Cabildo, en el corazón del trajín de Belgrano, la naturaleza despabila los sentidos y se impone el relax.
Con sus senderos laberínticos, sus fuentes, sus mayólicas de cuento y sus árboles centenarios, este espacio de poco más de media hectárea evoca a los jardines de tradición musulmana del sur de la España medieval.
Fuente. Da la bienvenida al Jardín y con el murmullo del agua invita al relax. Las macetas de alrededor son típicas del estilo hispano-musulmán. / Marcelo Carroll
Sefies. Visitantes, con la glorieta cubierta por la glicina centenaria detrás. Delante, una de las entradas a la antigua casa de Enrique Larreta./ Marcelo Carroll
-Todos los jardines nacen con una idea –cuenta Sturla a Clarín-. En este caso, la trajo Larreta cuando viajó a La Alhambra, Granada, y la usó al reformar su casa.Uno puede visitar este Jardín Andaluz solo y encanta. O puede recorrerlo con alguien que lo conoce como pocos: Antonio Sturla, su jardinero desde hace 28 años, quien realiza, además, visitas guiadas.
Palmera. Emblema del oasis. / Marcelo Carroll
-Los árabes concibieron los jardines como antítesis del desierto, plano e infértil. Por eso, remiten a pedacitos de selvas vírgenes, enmarcadas por cuadrículas. Dentro de ellas, las plantas deben crecer del modo más natural posible. Los laberintos son angostos, rectos, diseñados para una caminata solitaria o de a dos: el dueño de casa junto con un huésped, acompañados por la naturaleza. Si te perdés, podés buscarte y reencontrarte.-Lo primero que impresiona del Jardín son los laberintos y la frondosidad.
-¿Qué especies son características de este estilo de jardines?
-Sin dudas, las palmeras, íconos del oasis. Los naranjos son infaltables, y los cipreses. Pero aquí también hay un ombú añoso y una glicina -cuyo origen es China- centenaria, entre otras. Esta es una casa particular y los dueños siguieron sus gustos.
David y Goliat. Entre la vegetación y las mayólicas, una sorpresa en el Jardín del Larreta. / Marcelo Carr-Este tipo de jardines tienen un aspecto religioso: invitan a orar, a meditar, a pasar momentos de sosiego. El murmullo del agua de que surten las fuentes ayuda a eso. Además, la de las Ranas, por ejemplo, es octogonal, número simbólico para los árabes.-Las fuentes también son un sello.
-Y para usted, ¿qué es este jardín?
-Un lugar mágico. No deja de sorprenderme con los cambios: la luz, la lluvia, los pájaros. Es como ver cada día una obra de teatro, sublime. No parece casual que, para los persas, jardín y paraíso se nombraran con la misma palabra: pairi-daeza. Tampoco cómo se representa -en pinturas, por ejemplo- el edén cristiano.
Para ingresar al Jardín Andaluz, hay que pagar la entrada al Museo Larreta -que merece su propio recorrido y su propio GPS-, de $30. Los jueves es gratis. Los horarios y las opciones de visitas guiadas por Antonio Sturla en su página web.
1) Paraíso. Este jardín fue encargado por el escritor y diplomático Enrique Larreta (1873-1961) a mitad de la década de 1910, en el marco de la remodelación de toda su casa -convertida en Museo de Arte Español desde 1962, cuando la entonces municipalidad la compró-.Posible recorrido:
Frondoso. Un sector del Jardín donde se impone el verde. / Marcelo Carroll
Con el jardín, Larreta buscó representar parte de la Alhambra, de Granada, al sur de España, una región dominada por los árabes entre comienzos del 700 y fines del 1400. Ocupa unos 5.500 m2, por lo que se lo considera uno de los hispano-musulmanes más importantes de Sudamérica. Los arbustos crean laberintos de leyenda y dividen al terreno en cuatro, en alusión a la tierra, el agua, el aire y el fuego: los elementos de la naturaleza. Ese diseño, sus especies -palmeras y naranjos, entre otras-, sus fuentes y sus ventanas al “caos” -de la calle Juramento- son rasgos suyos clave.
2) La Fuente de las Ranas. Octogonal, es ejemplo de arte musulmán. Las mayólicas le dan el toque español. Y el revestimiento en mármol de Carrara y las ranitas surtidoras de agua, ubicadas alrededor, el europeo u occidental. Sturla, el histórico jardinero del Larreta, apunta: "La idea musulmana es que el rumor del agua y las ondas que forma al alejarse hacia los bordes ayuden a concentrase a quien quiera orar".
Fuente. La de las Ranas, vestida con mármol de Carrara. / Marcelo Carroll
Zoom. A una de las ranitas surtidoras de agua de la Fuente de, justamente, las Ranas. / Marcelo Carroll
David. La versión del personaje bíblico, que vence al gigante Goliat, en el Jardín del Larreta. / Marcelo Carroll
Busto. De autor desconocido, como el David, le da un toque italiano al Jardín Andaluz. / Marcelo Carroll
4) Glicina centenaria. La planta cubre la glorieta, una construcción de moda en la Buenos Aires de la década de 1910 -cuando nació este jardín- para ofrecer sombra y fresco. Pero también aquí hay detalles de raíz musulmana: los rombos en los mosaicos y las macetas, infaltables -aunque, según la tradición, se ubican principalmente alrededor de las fuentes-.
Sombra. Bajo la glicina centenaria, que abraza la glorieta. / Marcelo Carroll
Escultura. "De reojo", de Pablo Larreta, vecina de la glorieta. / Marcelo Carroll
Ventanas. Según la tradición árabe, deben dar al caos para verlo antes de volver a la tranquilidad del jardín. / Marcelo Carroll
No hay comentarios:
Publicar un comentario