viernes, 14 de octubre de 2016

UN VULGAR TRILERO DE TRIANA Y HOMBRE DE LA CIA EN ESPAÑA

Felipe González, lecciones de ética política, las justas

MAYA BALANYA
El expresidente del Gobierno Felipe González, en julio en el congreso extraordinario del PSOE.
Manel Clavijo LosadaCornellà de Llobregat
"Nosotros [PSOE] estamos ante la decisión, no digo de apoyarles [al PP] para gobernar, pero de dejarlos que arranquen el Gobierno porque elGobierno va a ser un Gobierno parlamentario, va a tener que tener mayorías parlamentarias, y va a tener que aceptar que hay que hacer reformas, y reformas serias". Felipe González.
El expresidente Felipe González lleva deleitándonos con declaraciones como ésta desde hace unos meses. Frases cargadas de solemnidad y presunto sentido común de alguien que fue Presidente del Gobiernodurante 14 años.
Lo que todos olvidamos, incluido él, es que antes de ser Presidente fue líder de la oposición. Cualquiera diría que, habiendo estado en la oposición en plena Transición, su actitud siempre fue pactista, constructiva y que siempre evitó la crispación en un contexto de inestabilidad política, económica, social y de ruido de sables en los cuarteles. Leyendo estas declaraciones, cualquiera podría llegar a la conclusión que él jamás organizó un "disparate monumental que pudiera llevar a una crisis del sistema" (como acusaba a Pedro Sánchez en la SER). Nada más alejado de la realidad.
Felipe González presentó una moción de censura a Adolfo Suárez en mayo de 1980, no con el objetivo de ganarla (ya que los números no le daban), sino con el objetivo de añadir una dosis letal de inestabilidad al gobierno a la vez que se presentaba como la alternativa. Su estrategia era añadir algo más de veneno a una situación límite a la vez que anunciaba que él era el antídoto. Una estrategia de márketing político muy comprensible en democracias consolidadas pero jamás en un régimen inestable a nivel económico, social e institucional que, menos de un año después, sufrió un intento de golpe de estado.
González puso en peligro la democracia solo para aparecer en las portadas de los periódicos. Le salió bien la jugada, pero le invalidó a partir de ese momento para dar lecciones de ética política o responsabilidad institucional.

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