domingo, 7 de junio de 2015

POBRECITA,PREÑÁ Y MAL PAGÁ


El pecado original de Susana y la Tabla Redonda de Pedro

Las federaciones de los que esperan convertirse en presidentes autonómicos representan el 30% de la militancia y aseguran a Pedro Sánchez la mayoría en el partido
Foto: Foto de familia de la reunión del Comité Federal del PSOE. (EFE)
Foto de familia de la reunión del Comité Federal del PSOE. (EFE)

Arrastra Susana Díaz el pecado original de haber amagado con optar al liderazgo nacional del PSOE en el verano de 2014. Desde entonces, no ha dejado de transparentar que esa es su ambición última. Se percibe hasta en el disgusto con el que despeja las preguntas sobre las primarias presidenciales convocadas para el 26 de julio. Y a este pecado original, la catequista andaluza ha sumado el pecado de soberbia que la indujo a adelantar los comicios autonómicos para asegurar, decía, un gobierno estable que los andaluces tenían y llevan más de dos meses sin tener.
Díaz sería más respetada y menos temida entre sus compañeros de partido si no hubiera mostrado tanto empeño en hacer notar que ella es el poder dentro del PSOE. Que lo era, porque, siéndolo, ya no lo es tanto y es mucho menos del que pudo ser. Nadie le cuestiona su condición de “animal político”, sus cualidades de liderazgo, sus triunfos en Andalucía, pero su proceder y sus formas no gustan. Cuando acude a Ferraz, siempre lo hace rodeada de su cohorte: Máximo Díaz Cano, el mayordomo heredado de José Antonio Griñán; Juan Cornejo, el amo de llaves del partido; y el recuperado estilete Mario Jiménez. Y tampoco gusta su actitud de permanente desafío a Pedro Sánchez, por la que lleva camino de convertirse en la Esperanza Aguirre del PSOE.

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