sábado, 21 de abril de 2018


Acto de presentación, ayer en la fiesta del PCA que se celebra en Córdoba, del libro de Miguel A. Peña (a la derecha).

“Sin Trienio Bolchevique no habría habido ni 4D ni 28F”

Miguel A. Peña Muñoz analiza en ‘Andaluces Levantaos. El Trienio Bolchevique andaluz’, las claves de un periodo poco difundido de la historia andaluza


Bajo el sello editorial Atrapasueños, acaba de salir a la luz la investigación histórica ‘Andaluces Levantaos. El Trienio Bolchevique andaluz. Córdoba 1918-1920’, de Miguel A. Peña Muñoz. El autor desvela en esta entrevista algunas de las claves de una obra que examina un periodo histórico enmarcado en la crisis política de la Restauración, con importantes revueltas, huelgas y movilizaciones en el campo andaluz, y especialmente en la comarca Subbética. 'Andaluces Levantaos' fue presentada ayer en la Fiesta del PCAque se celebra este fin de semana en Córdoba.
P
¿Por qué crees que es tan importante celebrar el Trienio Bolchevique de Córdoba 1918-1920?
R.-
Básicamente porque es parte de nuestra historia. La historia de Andalucía es muy larga, eso no es un descubrimiento para nadie, lo sabemos todo el mundo. Por eso es muy rica, hay muchos matices, y el Trienio Bolchevique, y por extensión las luchas obreras, forma parte de ese patrimonio histórico andaluz.
El Trienio Bolchevique podemos verlo con una doble dimensión, a través del tiempo en larga duración y en su contexto histórico nacional e internacional. En la larga duración hemos de tener en cuenta que desde el siglo XIX, en el que las desamortizaciones terminan por generar la sociedad andaluza de señoritos y jornaleros, el proletariado agrícola inicia un proceso de resistencia a esa situación de explotación y miseria. Ahí surge el movimiento obrero campesino andaluz, principalmente anarquista, pero en el que juegan un papel los demócratas antes incluso, pensemos en la revuelta de Pérez del Álamo de 1861. Desde 1868, con el Sexenio Revolucionario, llega a España y a Andalucía el pensamiento de la Primera Internacional. Desde ese momento se vive un proceso de acumulación de fuerzas que durará hasta que la Guerra Civil ponga fin al mismo con un genocidio. En ese proceso de acumulación de fuerzas de los trabajadores andaluces, el Trienio Bolchevique es una pieza fundamental.
P
Pero no se trata de un hecho local, claro.
R.-
En efecto. Por otro lado, no es un hecho aislado de lo que sucede en el mundo. Como consecuencia de la Primera Guerra Mundial las sociedades europeas se encuentran agitadas. Y a esa agitación el ejemplo de la Revolución de Octubre en Rusia le abre un horizonte, que según los países adquiere un carácter revolucionario (caso de Alemania o Hungría) o como mínimo de agitación social, que sería el caso del Trienio Bolchevique en Andalucía, donde tenemos un periodo de agitación obrera.
P
¿Es un hecho histórico poco o mal conocido?
R.-
Como decía al principio, es parte de nuestra historia. Andalucía y Córdoba son conocidas en el mundo por su pasado romano, andalusí -basta recordar aquellas declaraciones de Obama- o el papel jugado en el proyecto colombino, pero también por las luchas sociales, y en concreto por el Trienio. Baste recordar como ejemplo que el historiador británico Eric Hobsbawm en su Historia del siglo XX menciona al Trienio (aunque le llama bienio) dentro de la oleada revolucionaria que siguió, o que fue coetánea, a la Revolución Rusa. Y habla de nuestro Trienio al mismo nivel y párrafo que de los movimientos estudiantiles chinos, argentinos, o la agitación en las plantaciones de Cuba o la Revolución Mejicana, entre otros.
Por ello creo interesante conmemorarlo, porque a pesar de ser un gran desconocido para el gran público, tiene una importancia crucial y sin él no se explica la Andalucía del siglo XX e incluso la actual.
P
¿Qué tiene que ver aquel movimiento campesino con la Andalucía de hoy?
R.-
Pues que sin Trienio no habría habido ni 4 de diciembre ni 28 de febrero. Puede ser un poco provocador lo que digo, pero me explico. El andalucismo histórico nace en el contexto del Trienio Bolchevique. ElIdeal Andaluz se publica en 1916, la Asamblea de Ronda en 1918, que crea varios símbolos de Andalucía, pero el contenido político del andalucismo se define en la Asamblea de Córdoba, celebrada físicamente en el Centro Obrero Republicano, una de las sedes del obrerismo de la ciudad de Córdoba en el Trienio, y se celebra unos días después de una huelga general en la ciudad.
P
¿Cuáles serían esos símbolos?
R.-
Los símbolos de Andalucía aluden a dos momentos de su pasado, la bandera a Al-Ándalus y el escudo al periodo de la Antigüedad, pero el tercer símbolo andaluz recoge este contexto del Trienio. El himno incluye la reivindicación jornalera de “Tierra y Libertad” y la apelación a luchar por ella con la formulación “Andaluces Levantaos”, de donde tomo el nombre del libro. Pero hay un cuarto símbolo andaluz, en este caso no oficial, que es el grito de “Viva Andalucía Libre”, que nace en una manifestación obrera en Córdoba en febrero de 1919, es decir, un mes antes de la Asamblea Regionalista de Córdoba.
P
¿Todo ello marca los orígenes del andalucismo?
R.-
Todo ello genera que el andalucismo, la identidad andaluza como pueblo, se base, no en un idioma o en el RH, sino en una realidad social y en la lucha por transformar la sociedad. Es decir, posee un componte de clase, que resurge en la lucha por la autonomía en los años setenta. Por eso decía que sin el Trienio Bolchevique no se explica ni el 4 de Diciembre ni el 28F. No olvidemos el carácter de clase de la “Verde, Blanca, Verde” de un Carlos Cano que canta a “las amapolas de la Andalucía trabajadora”. Ese carácter social queda impregnado, al menos en la letra de los Estatutos de Autonomía tanto de 1981 como en el actual. Otra cosa distinta es que más allá de los símbolos o de la letra del Estatuto de Autonomía habría que empujar en que los andaluces del siglo XXI nos levantemos no por la “Tierra y Libertad” sino por el “Trabajo, pan, techo y dignidad”.
P
Ello enlaza con el sindicalismo de nuestros días.
R.-
Yo creo que el sindicalismo actual debería aprender de los métodos de movilización, de toma de decisiones de hace un siglo, y la izquierda política y social también debería mirarse en un bloque obrerista, en el que existiendo los distintos movimientos -anarquista, socialista, republicano, andalucista-, es muy difícil establecer unas fronteras entre unos y otros, porque en la lucha las fronteras son difusas. 
P
Para los pueblos donde pasó aquello, ¿es importante esta fecha? ¿Crees que se va a conmemorar? ¿Cómo se podría conmemorar en su caso?
R.-
Los pueblos en los que se vivió aquella agitación es toda la provincia -raras son las localidades donde no se vive aunque sea una huelga o tumulto-, desde la cuenca minera hasta la Subbética.
No sé si esos pueblos son conscientes de la importancia que tiene este pasado en su presente. 
En los pueblos de la mesopotamia cordobesa -es decir, el territorio comprendido entre el Guadalquivir y el Genil- la práctica totalidad de la población obrera pertenecía a los centros obreros. Esto quiere decir, que en esos pueblos, cuando hablamos de aquellos huelguistas, estamos hablando de los abuelos o bisabuelos no de forma figurada sino biológica de la población actual. Me consta que en pueblos como Montemayor, donde acaban de celebrar su tercera edición de las Jornadas de Luchas Campesinas, o en Castro del Río, que fue la capital de la agitación en la provincia hay sensibilidad al respecto.
P
¿Crees que se vaya a conmemorar?
R.-
Quiero pensar que sí. Y el libro es una llamada de atención al respecto. Hacemos efemérides
de personalidades o hechos ocurridos lejos en el tiempo, pero el patrimonio no son solo los Fernández de Córdoba, ni los Omeyas, ni los Cruz-Conde... la historia no la hacen las élites sino los sectores populares, que como digo son además nuestros antepasados hasta biológicos.
Además el movimiento obrero y el Trienio han generado huella en la literatura o la pintura en Córdoba. Eso no puede omitirse. Por ejemplo, Julio Romero de Torres no sólo pintó de la “mujer morena” -que dice la copla- sino a las aceituneras trabajando o la detención de un anarquista.
No se explica la historia de nuestros pueblos en el siglo XX sin esa “historia social” a la que se refirió el historiador Jaén Morente. 
P
¿Qué podría hacerse en concreto?
R.-
Para conmemorarlo bien podría como mínimo hacerse un congreso o varios (no olvidemos que la Asamblea de Córdoba merecería de por sí algo propio para recordarla), no estaría de más la publicación de las obras literarias de temática social de Ruiz Mayas, Mauro Bajatierra o de Manuel Alba Blanes, sin olvidar las obra testimonial de Eloy Vaquero o la clásica de Díaz del Moral de la Historia de las agitaciones andaluzas, donde se acuña el concepto Trienio Bolchevique.
Sin olvidar una dimensión didáctica necesaria. Y una cuestión que sería, bajo mi punto de vista interesante, Córdoba tiene tal historia social que bien podría pensarse en un museo de la clase obrera que recogiese las luchas sociales, o como mínimo incluirlas en los museo locales.
P
Como historiador y docente, ¿piensas que estos temas se pueden trasladar a lo educativo? ¿Cómo se explica el Trienio Bolchevique a la gente joven?
R.-
Empiezo por el final. Por currículum académico el Trienio podría incluirse en 4º de la ESO y 2º de Bachillerato. La legislación correspondiente no alude a él en el primer caso, sí en el segundo. En 2º de Bachillerato se incluye dentro de la crisis de la Restauración, en un “paquete” que incluye la Semana Trágica y la Crisis de 1917. Por su lado, las editoriales, en los libros de texto de 4º de ESO, algunas lo mencionan y otras no.
Mi experiencia, sin embargo, es que trabajar la historia de las luchas obreras en la provincia ofrece un potencial importante. En el libro cuento una anécdota -que en sí es el origen lejano de libro- que me pasó en Montemayor, cuando a mi alumnado les puse un texto sobre el Trienio Bolchevique, durante la unidad de la Revolución Rusa, en la que se vinculaba el Octubre ruso con su pueblo. Se hizo el silencio hasta que alguien preguntó si el texto hablaba de su Montemayor. En ese punto la Revolución Rusa dejó de ser lejana para ser “traída” por el Trienio a su pueblo. Yo creo que les dio vértigo e incredulidad. De ahí su pregunta.
P
Es muy ilustrativo.
R.-
Otra alumna, esta en La Carlota, al trabajar un texto sobre el obrerismo carloteño, me comentó que se mencionaba a un pariente suyo en el mismo. Y en Peñarroya varios alumnos tuvieron una conversación tratando de explicar unos a otros dónde estaba la Casa del Pueblo de la que hablaba el texto que estaban trabajando.
Quiero decir con esto. Que el movimiento obrero, y el Trienio concretamente, vincula algo internacional, lejano aparentemente, con su realidad más cercana, lo que decía anteriormente. Porque es nuestra historia, y como tal debería de ser asumida como parte de nuestro patrimonio, y lo es porque, como decía anteriormente no se puede entender los pueblos de Córdoba, ni la Andalucía en la que vivimos sin el Trienio, y esto es algo que debe ser explicado, que tenemos el deber de que sea conocido por las nuevas y futuras generaciones.

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