Se vino decidida a tomar Madrid y se llevó el zurrón andaluz repleto. En eso está en lo suyo. Pero, al final, no es lo que es, sino lo que parece. Algo debe estar espoleando a la lideresa andaluza -¡hay que ver que poderío sin haber ganado siquiera una elección!-para que haya puesto sin miramientos a los pies de los caballos a su patrocinado Pedro Sánchez. Lo malo es que no sabemos qué demonios es lo que la inquieta.
Máxime para buscar el apoyo del jefe del centro derecha que le dio cobijo, perdón de deudas y alguna que otra cosa, aunque ya se sabe que el gallego es más roña que Sabina pagando impuestos.
A mí no me parece mal que una señora a la que cortejan propios (Felipe González y todos los históricos del PSOE, especialmente los andaluces) y extraños (Ibex, Alierta, Botín, Benjumea, etcétera…) tenga todas las ambiciones del mundo y aspire a todo. Es cosa natural. Pero pregunto, ¿por qué diablos impulsasteis a Pedro a presentar su candidatura y le señalasteis como secretario general hace tan solo cinco meses? ¿Qué sainete es este?
El PSOE y España arriesgan demasiado como para andar jugando al parchís y dejando a los pies de los caballos a un líder joven y voluntarioso que quizá cometa el error de ser demasiado ingenuo. Porque no se le puede pedir lo que nadie puede dar: ser el referente político de un país cainita en menos de medio año. Recordar que Felipe perdió dos elecciones, igual que Aznar, igual que Rajoy antes de ocupar la vacante de presidente.
¿Se esconde algo detrás de la frase: “Más que el PSOE me importa España”? Yo creo que sí y en Moncloa creen lo mismo. No hace falta ser un lince para, sin perder de vista el paisaje que nos rodea, intuir qué es lo que ha querido insinuar la emergente presidenta andaluza. ¡Pero del dicho al hecho…!