La ministra Carmen Montón parecía una persona con la que se podría haber llegado a acuerdos. Por ejemplo, para detener el desmantelamiento de la Sanidad por los que se dicen defensores del libre mercado pero sólo lo defienden cuando se trata de saquear y desmantelar el patrimonio público de todos los españoles. Por eso es triste lo que hemos visto en estas últimas horas. Por eso y por alguna cosa más.
Es triste que la ministra haya obtenido, como todo parece indicar, un máster en condiciones a las que no se pueden acoger los alumnos “normales” y es triste que haya cambiado su versión al respecto varias veces sin poder despejar las muchas dudas que ha planteado la rigurosa investigación de eldiario.es. Es triste que no haya permitido a los medios de comunicación hacer copias de su trabajo de fin de máster y después nos hayamos enterado de que ella sí había copiado 19 páginas. Es triste porque podría haber sido quizás una buena ministra, pero tenía que dimitir como al final ha ocurrido.
Pero esto no es, como digo, lo único que produce tristeza y decepción respecto de la actitud del PSOE en este asunto.
Decepciona también que hayan escogido, hasta que se volvió absolutamente insostenible, una estrategia de defensa que desprestigia el buen nombre de la universidad pública de nuestro país. No sólo por haber derivado, como hizo el Partido Popular con sus “casos máster”, toda la responsabilidad a la universidad para no asumir la ministra ninguna. También, y con más intensidad si cabe, por el propio hecho de aferrarse al cargo durante dos días como si todo estuviera perfectamente bien.
La dimisión en las horas inmediatamente siguientes a que se conocieran los hechos habría permitido al gobierno reconocer con humildad pero también con autoridad moral que no está bien que la gente corriente tenga que trabajar durísimo para sacarse un título universitario mientras algunos se pueden permitir “excepciones” de muy difícil justificación. Que Pedro Sánchez no hubiera salido a apoyar a la ministra desde la presidencia del gobierno de España habría permitido al mismo, además, defender el prestigio de la excelente universidad española frente a esa minoría corrupta que se dedica a regalar títulos a personas influyentes. Defender prestigio de la universidad pública y tomar medidas para restablecerlo.
Eso podría haber hecho el gobierno de haber elegido otra estrategia y por eso decepciona y entristece que la ministra se haya aferrado al cargo con el apoyo del PSOE. El “aquí no pasa nada” normaliza el trato de favor, desprestigia al sistema público de universidades y paraliza las muy necesarias reformas porque quita toda la legitimidad para llevarlas a cabo a quien debería impulsarlas desde el ejecutivo.
Por último, es tan desolador como evidente el error político que ha supuesto esta estrategia si uno recuerda que Pablo Casado ha sido el único líder de los cuatro grandes partidos que ha salido a defender la actuación de la ministra. En efecto, la decisión del PSOE de cerrar filas en torno a Carmen Montón avaló durante dos días el trato de favor recibido por Casado, le dio aire y le puso, como hemos visto en la televisión, una sonrisa en la boca.
Porque Pablo Casado sabía que, independientemente de lo que resolvieran los jueces sobre el máster que obviamente le regalaron por ser quien era, el gobierno y el PSOE tendrían que guardar durante todo el proceso un avergonzado silencio si la dimisión de Carmen Montón no se producía.
Por fortuna, y a pesar de la enorme decepción que produce la estrategia que eligió inicialmente el PSOE, finalmente el sentido común y las revelaciones periodísticas se han impuesto y la ministra ha dimitido.
Quizás, después de lo visto, al PSOE se le haga complicado exigir con fuerza el siguiente paso. Pero los demás podemos y debemos hacerlo.
Las irregularidades del título del actual presidente del Partido Popular son, como mínimo, igual de indefendibles que las del título de la ministra (por eso salió a apoyarla). Queremos que se investigue a fondo. Queremos ver su trabajo de fin de máster. Cifuentes dimitió. Carmen Montón dimitió. El siguiente es Pablo Casado.