domingo, 19 de agosto de 2018

EL PARTIDO DE LOS EEUU

PSOE: hacia la resurrección a través de La Moncloa

RADIOGRAFÍA DE LOS PARTIDOS


JORGE ARÉVALO

En la primavera de 2016, durante la legislatura perdida en negociaciones frustradas con Podemos y Ciudadanos, la dirección del PSOE del primer Pedro Sánchez sostenía que la única opción de los socialistas para recuperar la credibilidad perdida -y a sus votantes- era llegar al Gobierno. Sólo gobernando, explicaban, podrían disolver el enfado y la hostilidad de esos españoles que les habían dado la espalda para fijarse en Podemos o en Ciudadanos. El análisis se ha demostrado cierto, aunque ha tardado dos años en cristalizar.
El PSOE logró desalojar a Rajoy y ocupar La Moncloa en junio -aún con la representación parlamentaria más menguada de su historia- gracias a una súbita carambola activada por el rechazo que suscitaba el PP. Setenta días después de formar Gobierno, los socialistas saborean su propia resurrección en las encuestas no sin una cierta sorpresa. «Volvemos a ser el primer partido. Es un milagro», se escucha en las conversaciones de los dirigentes del PSOE. Para entender mejor esta referencia a lo sobrenatural hay que recordar que el PSOE no encabezaba los sondeos de intención de voto desde hacía más de ocho años. Un periodo de tiempo en el que los socialistas se fueron deshilachando hasta ver cómo una formación nacida a su izquierda casi les empataba en votos en las generales. Un periodo de tiempo que derivó en depresión profunda, en cainismo interno y en impotencia al no encontrar el camino para llegar a sus desencantados.


De hecho, en las semanas previas a su llegada al Gobierno, el debate interno del PSOE se resumía en un lamento general a propósito de cómo salir del agujero. «Nadie nos escucha». «Pedro no existe». «Hemos caído en la irrelevancia». «Las propuestas que hacemos caen en saco roto». Sánchez pasó en cuestión de horas de actor secundario a protagonista principal. Así que no es de extrañar la sorpresa que manifiestan los dirigentes del PSOE por esta recuperación rápida y hasta cierto punto completamente inesperada. Los interlocutores de este diario coinciden en que el acontecimiento fundamental de este giro en las expectativas está en la formación de Gobierno de Pedro Sánchez. Lejos quedaron los temores socialistas a un Gobierno Frankenstein. «La composición del Gobierno fue un gran acierto, el efecto benéfico dura todavía, a pesar de la debilidad parlamentaria. Todos constatamos en nuestro entorno personal y político que se han empezado a recobrar los lazos afectivos con nuestros votantes, porque Pedro ha sorprendido gratamente. Nombró a ministros y ministras con los que nuestro electorado se identifica. Las circunstancias le han servido en bandeja una oportunidad de oro y él ha sabido aprovecharla. Desde nuestro propio 1 de octubre, en aquel desdichado Comité Federal, Pedro Sánchez desarrolló un instinto que hasta entonces no se había manifestado, un olfato político que le permitió tirar adelante, ganar las primarias y después lanzar el órdago de una moción de censura incierta».
Las fuentes consultadas aseguran asimismo que el Gobierno del PSOE llegó en una situación traumática, en medio de acusaciones de ilegitimidad por parte de la oposición. Dos meses después, añaden, Sánchez «ha conseguido la legitimación social después de la legitimación parlamentaria», tal y como reflejan los estudios de opinión, a pesar del relato político de la oposición del PP y Ciudadanos, que presenta al Ejecutivo socialista como rehén de independentistas y proetarras. «Presentar al PSOE como rehén de no sé cuántas hipotecas, o como un partido dispuesto a ceder al chantaje de los que quieren destruir España, no se compadece con la realidad», aseguran los dirigentes consultados.


Los colaboradores de Sánchez añaden además que la nueva etapa política que abrió el Gobierno está obligando al resto de los partidos a variar y modular sus posiciones. «El PP está volcado en su propio proceso interno de renovación del liderazgo, que siempre es complicado; Ciudadanos está aquejado de la nostalgia de los sondeos de hace tres meses, y Podemos tendrá que buscarse su propio hueco en un escenario político que permite al PSOE volver a vertebrar la izquierda».
El secretario general socialista -cuya accidentada y dura peripecia política daría para una serie de Netflix, según dijo en la Ser la alcaldesa de ParísAnne Hidalgo- es un presidente incuestionado por su partido, a cuya suerte y perseverancia se han rendido incluso aquellos socialistas -muchos- que más le combatieron en las primarias. Los dirigentes regionales consultados admiten que cuando la marca PSOE cotiza alto en el mercado electoral nacional, todos los candidatos se verán beneficiados en las elecciones autonómicas del próximo año.
Ni la dirección del PSOE ni La Moncloa ocultan las dificultades que entraña la debilidad parlamentaria del Gobierno. También reconocen los errores e improvisaciones de estos 70 días. «La entrada en el Gobierno fue muy rápida y hemos tenido que ir aprendiendo, todo es muy cambiante en el escenario político actual. Gobierno y oposición han debido acompasarse al muevo tiempo».


Polémicas de todo tipo han acompañado al presidente Sánchez en el escaso tiempo que lleva en el cargo. Desde asuntos complejos como la política de inmigración -tras la primera decisión de acoger al Aquarius- a los centenares de nombramientos partidistas en empresas públicas. Desde el fichaje de la esposadel presidente, Begoña Gómez, por parte del Instituto de Empresa hasta el traslado de presos etarras a cárceles del País Vasco. Desde el grave tropiezo con RTVE al apaciguamiento político frente a las bravuconadas del independentismo catalán. Sánchez ha explotado la comunicación política en el espacio de las redes sociales y ha salido trasquilado en más de una ocasión.
Más allá de los gestos y de las buenas intenciones, el presidente Sánchez tiene por delante el reto de gobernar de verdad. Su extrema debilidad se puso negro sobre blanco cuando el Congreso rechazó el techo de gasto. ¿Y ahora qué? El Gobierno se impone como prioridad del otoño la aprobación de un Presupuesto sustentado en un acuerdo con Podemos. Fuentes de La Moncloa aseguran que aprecian buena voluntad y clara disposición en el partido morado para garantizar el apoyo de 155 diputados, y después negociar con el resto de los grupos. El primer paso hacia unas nuevas cuentas públicas será la presentación de nuevo del techo de gasto en septiembre.
La última propuesta formal que ha hecho Podemos al Ejecutivo, que incluye la subida de impuestos a las grandes empresas y rentas más altas, es interpretada como «un movimiento novedoso, positivo y relevante que permite ser optimista». El Gobierno está plenamente dispuesto a negociar las reformas planteadas por Podemos. «El rechazo del techo de gasto dejó un poso de incertidumbre, pero parece que en los partidos que lo rechazaron se abre camino la idea de que no pueden renunciar a hacer política. Nadie quiere dar la sensación ante los ciudadanos de que es un problema para la gobernabilidad del país», añaden estas fuentes.
Con Presupuestos o sin ellos, Pedro Sánchez -según sus colaboradores- descarta por completo la posibilidad de una convocatoria anticipada de elecciones en los próximos meses. Digan lo que digan las encuestas. «El Gobierno va a dar la batalla política hasta el final. Si hay Presupuestos mejor, pero si no los hay, seguirá haciendo política y explicando su gestión ante los ciudadanos. Los demás partidos también tendrán que explicarse».

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