Escritores y editores contra el Congreso Internacional de la Lengua Española
“Es una afrenta que agrega hipocresía”
El CILE, que se realizará en marzo en Córdoba, se presenta como una “fiesta de la lengua” a la que asistirá la monarquía española, y un grupo de trabajadores de la cultura lo toma como una afrenta en el panorama económico actual, sin nada que festejar.
Alejo Carbonell, editor de Caballo Negro, es el principal impulsor de la solicitada contra el CILE.
“El que nomina, domina”, afirma el editor cordobés Alejo Carbonell, citando una certera definición del sociólogo francés Pierre Bourdieu, con la intención manifiesta de iniciar un gran debate nacional y cuestionar la realización del VIII Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE), que se realizará en la ciudad de Córdoba del 27 al 30 de marzo. Los reyes de España y el presidente Mauricio Macri inaugurarán el CILE en el teatro Libertador. Los trabajadores de la cultura, editores, escritores, traductores, docentes, libreros, advierten “que dada la brutal situación económica a la que el actual gobierno está sometiendo al pueblo argentino en general y al sector editorial en particular –con pérdida de muchos puestos de trabajo, y con editoriales, imprentas y librerías en situación de crisis terminal–, la realización de este congreso, con todas sus pompas, es una afrenta que agrega hipocresía a este hostigamiento económico y social”. La solicitada, que cada vez suma más adherentes, ha sido firmada por los escritores Gabo Ferro, Palo Pandolfo, Laura Devetach, Pablo Ramos, Washington Cucurto, Graciela Bialet, Ricardo Romero, Elena Anníbali, Mariano Quirós, Silvio Mattoni, Damián Ríos, Mariano Blatt, Leticia Obeid, Ariel Bermani, Laura Wittner, Alejandra Correa y Julieta Mortati, entre otros narradores y poetas, además de editores como Víctor Malumián (Godot), Guido Indij (Interzona), Francisco Garamona (Mansalva), Maximiliano Masuelli (Iván Rosado) y la librera Débora Yanover.
Los firmantes de la solicitada impulsada por Carbonell, editor de Caballo Negro, agregan “que la realización del congreso pretende reconfirmar el carácter hegemónico del español peninsular en esta zona del mundo, es decir, afirmar esa versión del español como idioma central para los gobiernos y para el poder. Que el congreso viene a asfaltarle el camino al empresariado español –a facilitarle las comunicaciones para sus negocios–, y a reflotar alguna corriente de simpatía que le permita seguir avanzando por sobre cualquiera de las variantes lingüísticas espontáneas que favorecen y representan nuestra propia riqueza, hasta que no quede ni un rastro de las lenguas originarias o minoritarias en el ámbito público”. El editor de Caballo Negro –que ha publicado los cuentos completos de Daniel Moyano, Mi música es para esta gente; y la poesía completa de Glaude Baldovin, Mi signo es fuego, entre otros títulos– explica a PáginaI12 por qué es una afrenta la realización del CILE. “Desde que esta gente está en el gobierno no hubo una sola medida que favorezca al sector editorial. Por el contrario, la crisis del libro está llevando a cerrar librerías, pero también a que se fundan imprentas, a que haya muchas pequeñas editoriales a un cachetazo de cerrar y muchos puestos de trabajo menos. Todos los informes, todas las declaraciones, dan cuenta de que el libro está para atrás. Y eso solo por hablar de la industria editorial, pero podemos enumerar hasta el infinito y más allá. Entonces, en este marco, que se realice alegremente un Congreso de la Lengua, con la presencia de la monarquía española, con tips como ‘fiesta de la lengua’, es una provocación. No tenemos nada que festejar”.
Carbonell subraya que para la norma hispanoparlante hay un idioma que es “el español bien hablando, es decir el de ellos, y el resto, hacemos lo que podemos”. “Esto, que por momentos parece ser un condimento simpático, de color, resulta ser una condena. Cuando decimos ‘reconfirmar’, nos referimos a que el español peninsular necesita seguir sosteniendo una relación hegemónica, de poder, por sobre todas las expresiones particulares, regionales, y llevarlas a su mínima expresión o que no existan más, porque esa lógica se reproduce en todo: en los negocios, en las relaciones gubernamentales... ‘el que nomina, domina’ es una gran definición”. ¿Por qué en un mundo donde prevalecen repúblicas presidenciales o parlamentarias todavía perduran monarquías como la española?, pregunta este diario. “No sé qué pensarán los españoles, a mí me daría mucha vergüenza tener reyes –confiesa el editor de Caballo Negro–. Viajar a otro país para discutir lo que sea y que te acompañe el rey como respaldo, no sé, es vergonzante... Lo curioso es que entre el anuncio del congreso y la fecha de su realización ellos tuvieron un cambio de gobierno abrupto. Y dan a entender que lo que tienen ahora es un gobierno más progresista, pero toda la cuestión institucional está intacta. Ese colonialismo paternalista está siempre presente, con hitos como el ‘¿por qué no te callas?’. ¿Alguien puede creer de verdad que los reyes de España llegarán a Córdoba para discutir sobre la lengua? De ninguna manera, ellos vienen porque este tipo de encuentros garantizan hegemonía cultural para que el empresariado español haga sus negocios lo más cómodo posible”.
“¿Por qué no te callas?” –no viene mal recordarlo– fue la frase que lanzó el rey de España, Juan Carlos I, contra el entonces presidente de Venezuela Hugo Chávez en la XVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado en Santiago de Chile. Carbonell cuenta que hay un sector de la Universidad Nacional de Córdoba, en Filosofía y Humanidades, que no adhiere al Congreso de la Lengua y que está trabajando activamente en la organización de un Foro multilingüístico. “Sin recursos, cada uno desde donde puede, está levantando su voz contra el Congreso –plantea el editor cordobés–. Creo que finalmente podremos articular todo y confluir en un gran espacio de encuentro no solo de resistencia, sino también virtuoso en cuanto al volumen de ideas y de suma de voluntades para hacer algo superador”.
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