sábado, 8 de diciembre de 2018

ECHAR A LA DIAZ CON CAGARRUTAS DE CABRA


ALCALÁ DE LOS GAZULES Y ALGÁMITAS SE RESIENTEN

El fin del voto cautivo en los feudos socialistas: "Los nuestros ya no nos votan"

Hasta los pueblos más tradicionalmente socialistas han visto resentidas sus cifras de participación. No lo leen en clave local, pero reconocen que hay que hacer autocrítica

Foto: Montaje EC.
Montaje EC.
El domingo de las elecciones autonómicas, Isabel Romero, alcaldesa socialista de Algámitas (Sevilla) no se explicaba por qué sus vecinos no se pasaban por el colegio electoral. "Era raro, porque normalmente es un chorreo continuo. Al principio pensé que era por la vendimia, porque estamos en plena campaña de recogida de la aceituna. Pero nada, no venían ni antes, ni durante, ni después…", se lamenta. Los datos se lo confirmaron después: un tercio del millar de algamiteños no votaron, un 20% menos de lo que suele ser habitual cuando llaman a las urnas.
"Al principio me eché la culpa a mí. No sabía en qué habíamos fallado, siendo los únicos del pueblo que habíamos hecho campaña, con dos mítines, repartiendo publicidad de todas las áreas… Luego ya vi por la televisión que era general", añade la que ha sido concejala desde 1995. "Los nuestros han dejado de ir a votar".
Romero no lee los resultados de las autonómicas en clave local —por aquello de que en los pueblos se vota a las personas y no los colores—, y es cierto que en el pueblo es difícil encontrar críticas a su gestión. Por algo gobiernan en pleno los socialistas con los nueve concejales que componen el consistorio. Sin embargo, sí reconoce que la corrupción y las disputas internas les han pasado factura. "Cataluña y la crisis del PSOE han afectado, evidentemente. Es que han llevado Cataluña a todos los sitios, mi marido es catalán y no entiendo por qué tienen que hablar de eso todo el tiempo. También afecta el tema de los ERE, y lo de las prostitutas y la cocaína. Eso hay que condenarlo, no taparlo, pero también es verdad que se castiga más a la izquierda cuando pasan estas cosas", añade Romero.
Antonio y Jesús votan socialista en su pueblo, pero otros partidos en autonómicas y generales. (M. Z.)
Antonio y Jesús votan socialista en su pueblo, pero otros partidos en autonómicas y generales. (M. Z.)
A las afueras del pueblo, precisamente en la cooperativa de la aceituna, los agricultores también hacen su reflexión sobre los resultados que, reconocen, han sorprendido a todos: "Aquí siempre se ha sido socialista. Yo me he abstenido y la verdad es que si lo sé habría ido… Aunque no me gusta lo que hay, ningún partido puede estar 40 años en el poder. La gente ya está harta de que Andalucía siempre sea la más atrasada en todo", se queja Antonio mientras espera su turno para descargar los rendimientos que ha dado el día. "Yo en el pueblo siempre voto PSOE, pero para generales o autonómicas últimamente Partido Popular o Ciudadanos".
Se ha roto el 'cinturón rojo', pero sigue haciendo falta que se acerquen los diputados provinciales y andaluces [del PP]
Enclavado en medio de las montañas, en este pueblo nunca han conocido a un alcalde que no sea socialista. La tradición de izquierdas pesa por la presencia en el imaginario colectivo de la represión durante la Guerra Civil y la posguerra. "Aquí no hay una familia donde no fusilasen a alguien. De una mataron a 13 personas, solo se salvaron una niña y un bebé, que se escondieron. Fue uno de los más devastados, y eso a día de hoy sigue estando presente", explica Romero. "Pero es verdad que la gente joven se va olvidando, e igual que en otros lados, van eligiendo otras opciones políticas, pero como aquí no se presentan…".
Gregorio es afiliado socialista en Algámitas. (M. Z.)
Gregorio es afiliado socialista en Algámitas. (M. Z.)
Desde la agrupación del Partido Popular en la zona, reconocen las dificultades que tienen para formar listas con gente local en pueblos como Algámitas. "Les da miedo significarse, muchos tienen comercios y es difícil. Votar es una cosa, pero presentarse es otra", explica Isabel Solís, responsable popular de la sierra sur de Sevilla. En Badolatosa, a 70 kilómetros de allí, ni siquiera les dejaron un hueco para colocar sus carteles. En Marinaleda les impidieron hacer un mitin en 2011, y en la mayoría de pueblos no cuentan con interventores ni apoderados. Sin embargo, creen que algo está cambiando. "En ciertos pueblos era impensable hace diez años ir dos personas a poner carteles del Partido Popular, y casi te diría que en 2011 tampoco, pero ahora ya no es tan complicado", añade Solís.
Aun así, por las calles de Algámitas se hace difícil encontrar a votantes de derechas. Saben que 23 personas han votado a Vox, pero "es una incógnita" quiénes han sido. Ni siquiera los votantes populares dan la cara. "Si los municipios fuesen más grandes, habría más diversidad pero así es imposible…", cuenta uno de ellos. "Yo creo que hay mucha gente que no está a favor, pero no tienen otras opciones para votar porque nadie hace listas. Votan al que se presenta, que es siempre el PSOE". Desde el pasado domingo reconoce que es más optimista con las opciones de su partido, pero también tiene un mensaje para los suyos: "Se ha roto el 'cinturón rojo', pero sigue haciendo falta que se acerquen los diputados provinciales y andaluces. No nos pueden tener tan abandonados como hasta ahora. ¿De qué me sirve a mí tener un AVE Madrid-Sevilla si nunca se dignan a venir?", protesta.
Algámitas, en la sierra sur sevillana, tiene 1.200 habitantes. (M. Z.)
Algámitas, en la sierra sur sevillana, tiene 1.200 habitantes. (M. Z.)

El voto cautivo

La desmovilización en los municipios medios y pequeños ha sido clave para entender por qué Susana Díaz ha cosechado uno de los peores resultados de participación de la historia socialista. Concretamente, las segundas peores desde 1990, cuando solo fue a votar un 55%. Ahora se han quedado en el 58% bajo una campaña de continuidad liderada con el lema "Con Susana Más Andalucía". "Siempre se ha sabido que a poca participación, peores resultados consigue el PSOE en Andalucía, porque la mayoría de electores son de centro izquierda y eso no ha cambiado. No hay una extrema derecha ideológicamente en Andalucía", señala Carmen Ortega, directora del Centro de Análisis y Documentación Política y Electoral de Andalucía (Capdea) de la Universidad de Granada. "A mayor abstención, más se abstiene la izquierda".
Díaz apostó por ir en solitario a las urnas, y no junto a las generales, como en otras ocasiones, lo que ha afectado en participación, sobre todo al PSOE y a Adelante Andalucía precisamente en las zonas rurales. "El electorado estaba desmovilizado y la campaña de Cs y PP era mucho más lesiva. Estos núcleos urbanos suponen solo un tercio de la población de Andalucía, pero es donde los socialistas tradicionalmente han tenido más apoyo durante los últimos diez o doce años, desde que el PP comenzó a ganar espacio en los grandes núcleos urbanos", apunta Juan Montabes, catedrático de Ciencias Políticas en la Universidad de Granada.
En Alcalá de los Gazules solo se ven carteles de partidos de izquierda. (M. Z.)
En Alcalá de los Gazules solo se ven carteles de partidos de izquierda. (M. Z.)
"El PSOE cae en lo que se llamaba el voto rural", continúa, "que algunos decían que era voto cautivo, aunque eso es muy difícil de sostener desde hace unos 15 años, por la propia evolución sociodemográfica". Según Montabes, los pueblos de interior estrictamente agrícolas se han reducido considerablemente, absorbidos por grandes áreas metropolitanas, como es el caso de Granada, Sevilla o Cádiz. En Armilla, en el cinturón granadino, que ya tiene poco de agrícola y mucho de ciudad de servicios o industrial, Cs ha ganado al PSOE por 53 votos. En San Juan de Aznalfarache, que cambió hace tiempo su naturaleza de pueblo agrícola de interior para integrar la corona metropolitana de Sevilla, el PSOE ha ganado con 2.970 votos, pero Cs quedó en segundo lugar con 1.521. "Hay una transformación", explica Montabes, sobre esos pueblos tradicionalmente socialistas.

La cuna del PSOE: Alcalá de los Gazules

En Alcalá de los Gazules, en Cádiz, puede decirse que el socialismo corre por las venas de cada calle. De aquí surgió la agrupación más antigua del partido, en 1886, y ha sido cuna de algunos de sus más importantes dirigentes, como Alfonso Perales, Luis Pizarro o Bibiana Aído.
Pero incluso aquí se han colado el poso del desencanto y el hartazgo de casi cuarenta años de socialismo. "Lo del domingo fue un toque de atención, porque no están haciendo las cosas bien. No se corresponde la ideología que dicen representar con lo que luego hacen, y muchos nos sentimos engañados", cuenta Gloria, una vecina que suma en el grupo de la abstención. "Además, no por ser alcalaínos somos todos socialistas".
Javier Pizarro, alcalde socialista de Alcalá de los Gazules. (M. Z.)
Javier Pizarro, alcalde socialista de Alcalá de los Gazules. (M. Z.)
Cati, tendera en una mercería, sí reconoce haber votado al PSOE por la inercia del entorno: "Aquí desde la cuna te dicen que hay que votar socialista, que ellos son los que ayudan al obrero, a la clase media, y eso pesa, claro que pesa. En las comidas familiares, en todo…". Otros han cambiado radicalmente el color de su papeleta. "He votado a Vox", empieza Águeda. "Antes siempre había elegido al PSOE, pero no me gusta Pedro Sánchez. Hay cosas de Vox con las que tampoco estoy de acuerdo, como lo del aborto, pero sí con el tema de la inmigración. No soy racista, pero nosotros primero".
En este pueblo, solo en una ocasión ha gobernado el Partido Popular. Fue en 2011, con el apoyo de Izquierda Unida en lo que fue una pinza insólita. Duró poco, porque en 2015, Javier Pizarro, hijo del exdiputado en el parlamento andaluz Luis Pizarro, recuperó de nuevo el poder para los socialistas. El ahora alcalde reconoce que los datos del pasado domingo obligan a la autocrítica. "Hay que abrir un debate en el partido, sobre todo a nivel de mensaje. La gente ya tiene amortizado el tema de la sanidad, la educación… Gran parte de la población ya hemos nacido con eso garantizado y los jóvenes no lo ven como un valor que hay que mantener. Y no estamos encontrando la manera de llegar a ellos".
Pedro Benítez tiene una empresa de garbanzos en Alcalá y es de los pocos que se posiciona con el PP. (M. Z.)
Pedro Benítez tiene una empresa de garbanzos en Alcalá y es de los pocos que se posiciona con el PP. (M. Z.)
Alberto y Dani son un ejemplo. Mientras el primero le corta el pelo al segundo, aseguran que ninguno ha votado. Nunca lo han hecho. "Todo el que está ahí es para robar, son todos corruptos, así que, ¿qué más da?", explica Alberto, el barbero. "La gente mayor sí que habla del tema, pero nosotros pasamos. Ahora sí se comenta un poco más lo del Vox ese, que no sé ni lo que son, ¿fascistas, no?", pregunta Dani.
Ahora sí se comenta un poco más del Vox ese, que no sé ni lo que son, ¿fascistas, no?
En este pueblo, Vox ha llegado a cosechar 245 votos. Como en el caso de Algámitas, sus alcaldes solo se lo explican por la defensa que hacen de las tradiciones y la cacería. "El PSOE nunca se ha posicionado en ese asunto, y son temas que aquí tiran mucho. No les eligen por una cuestión ideológica", asegura Pizarro. Aun así, reconoce que su partido debe reposicionarse: "El PSOE ha dado un bandazo a la izquierda por la irrupción de Podemos, y hace falta un debate de ideas. A veces nos hemos centrado mucho en discursos demasiado elevados, y eso no es lo que interesa a la gente. Hay que pensar en cambiar el discurso, pero no ahora. Ahora hay que centrarse en las siguientes elecciones".
Los jóvenes alcalaínos no quieren saber nada de política. (M. Z.)
Los jóvenes alcalaínos no quieren saber nada de política. (M. Z.)
Aquí sí hay más caras visibles que se asocian a otros partidos. Es el caso de Pedro Benítez, empresario y dueño de la fábrica de garbanzos Pedro. Ha sido concejal en el Partido Popular y bromea con que prácticamente tenía que arrancarle el carnet a amigos y familiares para poder completar las listas azules. Es crítico con la falta de fomento al turismo en la localidad y del poco impulso al tejido industrial, pero también reconoce que el castigo electoral al socialismo se dirige a estancias más elevadas que las locales: "La corrupción le pasó factura al PP a nivel nacional, y aquí ha pasado lo mismo".

La tormenta perfecta

La caída del PSOE no responde a una sola causa, pero la corrupción ha jugado un papel importante en el tablero electoral. El caso ERE ya existía en 2015, pero es ahora cuando hay dos expresidentes de la Junta sentados en el banquillo. A esto se suma el pago en prostíbulos con tarjetas bancarias de una fundación de Empleo y otros temas de agenda, como Cataluña o el propio desgaste de 36 años gobernando. Los ingredientes perfectos para la tormenta del fin de una era política en Andalucía que no ha sabido mirar para afuera.
"Susana Díaz se ha equivocado al plantear la política en términos autonómicos y no nacionales. A ella lo único que podía salvarla era Pedro Sánchez aquí en Andalucía", sostiene Carmen Ortega. "Hay una parte del electorado de la izquierda que jamás ha perdonado que ella y los otros barones posibilitaran que Mariano Rajoy gobernase a nivel nacional y el electorado de izquierda prefiere cualquier cosa a que gobierne la derecha".
Montabes cree que Cataluña ha influido en los resultados, pero más para movilizar al electorado de centro y derecha que para desmovilizar al de la izquierda. Ese voto, cree, que lo ha rentabilizado Ciudadanos. "Hay otra máxima en el cuerpo electoral que dice que ningún partido que haya estado en una batalla interna ha ganado unas elecciones. Le ocurrió a UCD, al PSOE en la época de guerristas y renovadores, a Alianza Popular antes de llegar José María Aznar y le ha pasado ahora, de nuevo, al PSOE. Los electores castigan los conflictos internos", asegura este catedrático.
Alcalá de los Gazules se mantiene como bastión socialista, aunque baja su participación. (M. Z.)
Alcalá de los Gazules se mantiene como bastión socialista, aunque baja su participación. (M. Z.)
Desde el cuartel general del PSOE andaluz, no creen que la ideología real de la población se haya trasladado a las urnas. Andalucía es de izquierdas pero la gente no ha ido a votar y la transferencia ideológica no se ha producido,sostienen desde el partido. No solo hay que contar que hay 400.000 votantes del PSOE que se han quedado en su casa, sino que han ido a votar 300.000 andaluces que tradicionalmente solo concurren en las generales y no en las autonómicas. Se ha movilizado esta vez por el clima de crispación sobre el modelo de Estado. Y ha ido en gran parte a Vox —que propone la supresión del Estado de las Autonomías—, o a Cs y PP, que piden una devolución de competencias en sanidad y educación al Estado.
Para acabar de cocinar esta tormenta perfecta, los socialistas andaluces, en contra de la versión de Ferraz hacen descansar en Cataluña el mayor motivo de la elevada abstención en su electorado. El desgaste de la pelea entre Pedro Sánchez y Susana Díaz y ha desmovilizado a votantes y militantes. Eso, dicen, explicaría la cifra de votos nulos y que muchas papeletas de Susana Díaz aparecieran el domingo con el nombre de la hasta entonces lideresa tachado.

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