Borbolla
El expresidente andaluz está suelto de manos, pero no es un verso suelto. Es el ideólogo del regreso al pasado del PSOE andaluz
José Rodríguez de la Borbolla,
segundo presidente de la Junta de Andalucía (1984-1990), está irritado,
enfadado, se siente humillado por los independentistas catalanes. "Son unos cerdos",
explotó el martes pasado en una entrevista televisiva en el programa
Acento Andaluz de la cadena Ondaluz. Lleva meses hablando y escribiendo
de la "charlotada" que según él protagonizan la "cuadrilla de
responsables públicos catalanes que han malversado las instituciones,
unos conspiradores de sala de estar que han pensado que con los medios
de comunicación, las redes sociales, tres o cuatro influencias y la
ayudita de alguna superpotencia por ahí escondida, podían cambiar las
cosas, pero no han tenido en cuenta que se enfrentaban al Estado".
Algunos en el PSOE de Andalucía comparten lo dicho por Borbolla, aunque
no en cómo lo dijo. Otros, sin embargo, opinan que su postura da más
munición a los independentistas y que son necesarias muchas más dosis de
moderación que de emoción. También los hay que consideran sus palabras
impropias de él.
El expresidente andaluz, como él mismo reconoció, está
suelto de manos, pero no es un verso suelto. Nunca lo ha sido. Es un
hombre de partido, un patriota del PSOE, a quien otros patriotas como Alfonso Guerra
lo descabalgaron de la Junta de Andalucía en una de esas largas,
espectaculares y sangrientas luchas por el poder en el PSOE andaluz en
una batalla protagonizada por guerristas y borbollistas. Hoy día parece
que son amigos.
Borbolla se retiró de la política
activa en 2000, pero no de la política. En cada entrevista, en cada
artículo, el exdirigente andaluz deja su sello, marca pautas, a veces
está con uno y otras, con otros. Días atrás promovió una carta, firmada por otros ex, dirigida al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, al que acusaba de "ponerse de perfil" en el conflicto catalán para "salvar el pellejo".
Forma parte del comité director del PSOE andaluz y lleva tiempo asesorando a Susana Díaz.
Es un valedor total de Díaz, de la que dijo en la entrevista que "está
pensando en España y en el PSOE", pero no siempre fue así. En su día le
pidió que dimitiera como consejera de la Presidencia de José Antonio Griñán
cuando la hoy presidenta de la Junta aspiraba a la secretaría general
del PSOE de Sevilla. Consideraba que al ser "empleadora directa" de
muchos de los delegados del congreso socialista, el voto de estos estaba
ya condicionado.
El político sevillano es el principal ideólogo del retorno al pasado en el PSOE andaluz:
el regreso a la defensa de las movilizaciones autonomistas del 4 de
diciembre de 1977 y del referéndum del 28 de febrero de 1980 por el que
Andalucía accedió a su autogobierno por la vía rápida de la
Constitución, prevista sólo para las llamadas comunidades históricas
(Cataluña, País Vasco y Galicia).
Él protagonizó, junto con otros como Rafael Escuredo,
esos inicios. Fueron ellos los que pusieron las bases para la
modernización de una comunidad que, sin embargo y tras 35 años de
gobiernos socialistas, sigue siendo la que tiene la mayor tasa de paro
de España y una de las mayores de Europa. Ahora Borbolla vuelve a
ahormar el discurso de los socialistas andaluces sobre Catalunya
recomendando ‘dura lex sed lex’ y también tranquilidad, como el mariscal
Kutúzov en ‘Guerra y Paz’.
Díaz atrás el portavoz parlamentario socialista, Mario Jiménez,
aseguró que si Catalunya obtiene más competencias, Andalucía las pedirá
también. Por lo que se ve, poco importa que aún queden materias
intactas sin desarrollar tanto del antiguo como del reformado Estatuto
andaluz cuya redacción es una copia, en muchos de sus artículos, del
catalán.
Los dirigentes socialistas andaluces ya han
advertido que cuando llegue la etapa de la negociación, se opondrán al
establecimiento de una financiación particular para Catalunya a modo de
cupo vasco, como han insinuado los ministros De Guindos y Montoro.
Tampoco asumen la definición de España como nación de naciones y el
reconocimiento de la plurinacionalidad que defiende la dirección federal
socialista. Y dicen portar la bandera de la igualdad de los ciudadanos
vivan donde vivan, erigiéndose en portavoces oficiosos del resto de
territorios.
Si hay solución, va a ser difícil que
venga del sur. En una región donde sus dirigentes presumen una
barbaridad y cada día de ser pioneros en todo, sorprende este anclaje
ideológico al siglo pasado, la actitud defensiva permanente que
mantienen respecto a Catalunya y la carencia de una idea propia para
Andalucía.
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