El día en que el alcalde dijo 'no' a Pablo Iglesias
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José María González rechazó la petición del líder de Podemos de
celebrar en Cádiz la asamblea de cargos a favor de un referéndum
pactado en Cataluña
La
escena transcurre en un autobús urbano de la línea 1 de Cádiz, y tiene
una duración larga o corta según el sentido del tiempo que tenga el
lector. El momento del día: por la tarde, el alcalde de Cádiz, José
María González, viene saliente de una reunión de trabajo. Y los actores:
el propio regidor de la ciudad; su compañera, diputada autonómica y
líder andaluza de Podemos, Teresa Rodríguez; el secretario general de la
formación morada, Pablo Iglesias, y un montón de figurantes y extras,
es decir todos los usuarios del bus que coincidieron a esa hora de la
tarde, muchos ajenos a la extraña conversación telefónica que se estaba
produciendo a bordo, y otros que aun pegando la oreja no se percataron
de lo que se estaba hablando. O sí.
Según relata una fuente cercana al primer edil, ese
martes 19 de septiembre, José María González responde al teléfono porque
ve que el que llama es Iglesias. Este, después de un afectuoso "querido
alcalde" le propone que Cádiz acoja al siguiente sábado la asamblea de
cargos electos en pro de un referéndum pactado en Cataluña, que habría
de reunir a alcaldes, concejales y parlamentarios de diferentes fuerzas.
El líder nacional de Podemos apela a la "responsabilidad de poner en
valor la fuerza del diálogo ante el choque de trenes que se avecina en
Cataluña por la irresponsabilidad del PP",
Entonces se produce un silencio (ya se sabe, largo o
corto según...) en el que cabe imaginar que González pensara en qué le
aconsejaría su equipo de asesores y a su mente acudieran imágenes y
sonidos indeseados: declaraciones, titulares, recriminaciones,
manifestaciones indignadas con banderas ante el ayuntamiento,
enfrentamientos en Cádiz con el nombre de España lanzado de un bando a
otro... para terminar tal vez diciéndose a sí mismo: "¿Qué necesidad
tenemos de este follón?"
Es por eso que, tras esos cortos y eternos segundos,
el alcalde de Cádiz tiene ya en su mente la respuesta negativa preparada
y que más o menos se produjo en los siguientes términos, y eso sí,
encabezada por la misma fórmula de cortesía, "querido Pablo": González
le dice a Iglesias que comparte plenamente la necesidad de encontrar
espacios de diálogo y acuerdo para resolver el conflicto en Cataluña, y
le confirma su alejamiento de la actuación del Partido Popular en este
asunto, "con la aquiesciencia de Ciudadanos" y la colaboración
"tramposa" del PSOE.
"Sin embargo, tengo que decirte que no", concluye el
alcalde, que esgrime ante su líder nacional sus argumentos, básicamente
reducidos a dos: Cádiz no puede ser moneda de cambio para resolver
ningún conflicto que no sean los que aquejan a la sociedad gaditana; y
la ciudadanía no entendería que en estos momentos ese foro se celebrase
en nuestra ciudad. "Yo me debo a Cádiz y a su ciudadanía", concluye en
tono ceremonioso el primer edil.
La respuesta de Iglesias consistió en una apelación
no muy original a la tradición de Cádiz en la lucha por las libertades y
a favor del diálogo, que no consiguió convencer a González, quien
entonces sí sacó otro argumento fácilmente entendible: los posibles
incidentes. El alcalde dijo que tenía que velar por la seguridad de la
ciudadanía y expresó su temor a que "el PP estuviera haciendo un
llamamiento a los sectores más reaccionarios" y eso dé lugar a hechos
violentos y alteraciones de la "convivencia de nuestra ciudad".
Siempre según se cuenta desde Cádiz, disgustado,
Iglesias desistió con un "comprendo pero no comparto", lo que ha dado
lugar a un posterior desencuentro entre los dos que todavía dura. Desde
entonces no ha habido más conversaciones, y menos desde que alguien
filtró esta negativa gaditana. Por un lado desde el entorno del alcalde
el enfado viene de que se entiende que fue el círculo de Iglesias el
autor de la filtración, y entienden que no les favorece ante sus propios
partidarios y militantes quedar como 'faltos de valentía'.
Desde el lado del secretario general de Podemos, del
que cuentan que cuando se enfada lo hace de verdad, se dice por aquí que
este aún no ha asimilado el 'no' de Cádiz. Otras fuentes cercanas a
Pablo Iglesias confirman la conversación pero sólo admiten que tras la
negativa, se quedaron "muy cortados". Es verdad que hubo otros noes,
como el ya conocido y publicado de Uxue Barkos a que el foro se
celebrase en Navarra. Finalmente, tuvo lugar en Zaragoza, con los graves
incidentes ya conocidos, cuando un grupo de ultras prácticamente sitió
en actitud muy violenta los locales de reunión de los asistentes, que
tuvieron que salir escoltados por la Policía. A la luz de estos sucesos,
es de suponer que el alcalde de Cádiz respiraría aún más aliviado.
CA UNO ES CA UNO Y CA CUAL ES CA CUAL...Y MI PUEBLO LO MEJON
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