"Salgo con las manos vacías o con mi hermano conmigo, pero salgo con una respuesta"
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La sepultura del familiar de Toñi Alcina es la primera que se abrirá en el cementerio de San José
Acalorada,
perlada de sudor, en tirantes, Toñi Alcina sale a la puerta del
cementerio de San José unos minutos, los justos para responder a su
carácter amable sin menoscabo de su necesidad de no separarse de la zona
de trabajo. De ocho a tres de la tarde. Todos los días. "Aquí voy a
estar... O salgo con las manos vacías o salgo con mi hermano conmigo,
pero saldré con una respuesta", dice la mujer con una determinación a
prueba de balas y curtida con "muchos años de lucha", los mismos que
lleva en funcionamiento la asociación SOS Bebés Robados Cádiz.
"Estoy feliz, muy feliz, pero también tengo
miedo, también estoy nerviosa e inquieta. Estoy templada y tranquila
cuando estoy aquí, pero llego a casa y se me caen las lágrimas solas.
No, no es un llanto escandaloso, no es un romper a llorar sin consuelo,
lloro como lo estoy haciendo ahora, que hablo y se me caen las lágrimas
sin poder evitarlo". El cúmulo de sensaciones encontradas que ayer mismo
narraba Toñi Alcina a las puertas del camposanto gaditano sólo son
explicables en este inicio del final del camino que le conducirá, "por
fin", a averiguar si el 29 de enero de 1983 en la Residencia Fernando
Zamacola su hermano murió o fue secuestrado para ser entregado a otra
familia.
Un comienzo de final de trayecto para la familia
Alcina Blanco y para 45 familias más que creen que en las 44 sepulturas
que de aquí a un año se van a abrir en el cementerio de San José puede
haber de todo -"desde la nada, a un muñeco, a unas vendas"- menos sus
queridos y buscados familiares.
"Sí, nuestra sepultura va a ser la primera
que se abra y en la que ahora están trabajando", confirma Toñi que
asegura que el mismo viernes comenzaron los trabajos, "después de la
limpieza del terreno que llevó bastante tiempo", que continuaron ayer y
que no tienen una fecha fija de conclusión. "Por lo que nos explican los
arqueólogos, y por lo que estamos viendo nosotros mismos, este es un
trabajo que hay que ir con mucho cuidado y en el que pueden surgir
inconvenientes o cosas que no se esperan por lo que no nos pueden decir
una fecha concreta de finalización para no hacernos ilusiones y crear
expectativas", comprende Toñi a la que le saltó la alarma de la posible
sustracción de su hermano, justamente, en una revisión ginecológica
cuando quería ser madre.
"Después de mucho lucharlo, porque antes no
daban explicaciones de nada en los hospitales, a mi padre le dijeron que
mi hermano había muerto porque padecía acondroplasia (enanismo), que es
la causa que también aparece en el papel del alta de mi madre.
Entonces, yo tenía esa cosa de si me pudiera pasar a mí cuando fuera
madre. Así que cuando le enseñé el papel a mi ginecólogo me dijo,
tranquila que de eso no se muere nadie... ¿Que no se muere nadie?,
pensé, pues entonces, ¿de qué murió mi hermano?", relata Toñi que desde
aquel momento, junto a su hermano Jesús, comenzaron a investigar qué
había ocurrido durante el ingreso de su madre a la que le programaron
una cesárea para un niño, "bueno, una niña decían en principio pero
luego dijeron que era un niño", precisa, supuestamente sano en todos los
controles.
Entonces, empezaron a aparecer
"incoherencias" en la documentación. "Que la cesárea fue transversal
cuando la herida de mi madre es longitudinal o que estaba macerado
(muerto en el vientre) según el legajo de aborto cuando en el historial
médico pone que murió tres horas después del parto", recuerda Toñi que
también rememora el peregrinaje por diferentes instituciones para
conseguir unos papeles "que nunca te daban a la primera de pedirlos"
pero que consiguieron "gracias al impulso de Chary Herrera y de la
asociación SOS Bebés Robados, en la que estamos desde el principio",
agradece.
Con la entidad de la mano, y ahora con la
definitiva ayuda del Ayuntamiento de Cádiz a través del convenio firmado
con Cemabasa, Toñi y el resto de familias podrían encontrar "la prueba
concluyente" que confirmara sus sospechas y que significaría el empujón
definitivo a su caso que comenzó su periplo judicial en 2011 y que ha
pasado por diferentes fases, la actual, a la espera de contestación del
recurso que presentaron.
Fuera de los juzgados, en la tierra por fin
removida del cementerio gaditano, el arqueólogo municipal, Pepe Gener, y
los arqueólogos de la asociación, Jorge Cepillo y Rocío Martínez Muñoz,
trabajan sin prisa pero sin pausa con el apoyo de los voluntarios de la
asociación y de la psicóloga Ana Arazo, que ya el mismo viernes tuvo
que atender a algunas mujeres. "Ha sido muy fuerte para las madres estar
aquí, por fin".
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