viernes, 27 de octubre de 2017

PATETICOS.....Y.......DIVERTIDOS


Desconcierto andaluz

Al contrario que en 1977 y 1980, no hay una posición común en la izquierda andaluza sobre cómo afrontar el debate terrtorial
Susana Díaz asegura que Andalucía cerrará el año con un "altísimo" grado de ejecución presupuestaria en obra pública
Susana Díaz
Los diputados del Parlamento andaluz vivieron este jueves como en una montaña rusa la situación de Catalunya, no más alta ni con menos curvas que la de un tertuliano de televisión en directo. Por la mañana, leyeron los periódicos en papel que decían que Carles Puigdemont iba a proclamar la declaración unilateral de independencia. Pesimismo total. A media mañana, los digitales informaban de que no, que su decisión firme era convocar elecciones autonómicas antes de que el Senado apruebe la intervención de la Generalitat de Catalunya, lo que provocó felicitaciones por anticipado al PSC por su mediación. A las 13.30, la bolsa subía con el mero anuncio y la prima de riesgo bajaba. Luego se atrasó una hora, más tarde se suspendió sin hora y finalmente el presidente catalán compareció sobre las cinco y media de la tarde para decir que no convocaba y dejaba la decisión en manos del Parlament.
Tras su breve aparición, el desconcierto se adueñó de la mayoría de los diputados andaluces que este jueves asistían al pleno del Parlamento autónomo. Muchos siguieron a través de sus móviles el sí, el no, el ya empieza, no se atrasa, ahora sí. Tras oír a Puigdemont, la perplejidad inundó la sede parlamentaria. La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, contestó en la sesión de control a su portavoz, Mario Jiménez, sobre el modelo territorial antes de que Puigdemont hablara. Normalmente, las interpelaciones de Jiménez a Díaz son del tipo me alegro de que me haga esa pregunta, pero esta vez no, porque a esa hora, la una de la tarde, nadie sabía nada. Tampoco Puigdemont.
Díaz, como todos, daba por bueno en ese momento que el presidente catalán convocaría elecciones y defendió que antes de hacerlo tenía que "restituir el orden constitucional y la legalidad". Es decir, aunque esto no lo dijo, arrumbar las leyes de desconexión aprobadas y suspendidas por el Tribunal Constitucional los pasados 6 y 7 de septiembre.
La presidenta de la Junta no vio en directo la intervención de Puigdemont, porque en ese momento estaba reunida en el palacio de San Telmo con el presidente del Tribunal Constitucional, Juan José González Rivas, según fuentes del Gobierno. Después se trasladó a la sede del Parlamento para participar en las votaciones. Le aconsejaron no hacer valoraciones sobre una declaración que los suyos calificaron de "aparatosamente grotesca".
Tampoco la líder de Podemos, Teresa Rodríguez, escuchó en directo a Puigdemont. Estaba en su despacho en la Cámara andaluza atendiendo a una entrevista de estudiantes de periodismo. El presidente del PP andaluz, Juanma Moreno, lo vio  junto con su secretaria general, Loles López, y la portavoz popular, Carmen Crespo. Juan Marín, de Ciudadanos, lo vio en su despacho con un grupo de diputados. Antonio Maíllo, coordinador de IU, lo escuchó desde el gabinete de prensa de su grupo. Desconcierto era la palabra más repetida.
Más allá de la foto temporal de este jueves, parece claro que el papel de Andalucía en el conflicto territorial es por ahora ninguno. Al contrario de lo que ocurrió en 1977, con las manifestaciones del 4 de diciembre, y el 28 de febrero de 1980, con el referédum de acceso al autogobierno por la vía rápida, no hay unanimidad en los partidos, sobre todo de izquierda, sobre cómo afrontar esta situación.
Podemos e Izquierda Unida rechazan la independencia de Catalunya, pero apoyan un referéndum pactado y legal. PSOE, PP y Ciudadanos se sitúan juntos en la posición contraria. Destacados intelectuales abogan en una manifiesto por el diálogo, donde reclaman "si fuera necesaria" la vía de la mediación para acordar "un referéndum con todas las garantías democráticas". El 4 de diciembre próximo, fecha del 40 aniversario de las grandes manifestaciones autonomistas, no habrá convocatoria unitaria. IU y Podemos han convocado una marcha en Málaga y el PSOE festejará la efeméride por su cuenta en un acto aún por concretar.
Tampoco el PSOE andaluz juega ningún papel en estos momentos, como en otras ocasiones. La desconfianza entre Ferraz y San Vicente sigue intacta, pese a la labor de mediación que exdirigentes socialistas están intentando ejercer entre Pedro Sánchez y Susana Díaz, lo cual indica que no hay nadie del entorno de la presidenta haciendo este trabajo.
Susana ya lo dijo,solo quiero "moro muerto",alanceado.
Prueba de la falta de unanimidad entre los partidos andaluces sobre el papel de Andalucía fue el debate este jueves a la hora de comer de una proposición no de ley del Partido Popular en apoyo de la Policía Nacional y de la Guardia Civil desplazada a Catalunya y que contó con el apoyo del PSOE y Ciudadanos. Las fuerzas de seguridad, según la popular Carmen Crespo, actuaron el pasado 1 de octubre "con proporcionalidad" y achacó las cargas policiales acreditadas por los medios de comunicación a causas exógenas, casi extraterrestres. "Si no fuera porque las metieron en un avispero, esas imágenes no hubieran salido a la luz", dijo.
En ese debate, cada grupo tiró de la manta hacia su esquinita. IU sacó a relucir la corrupción que rodea al PP. Ciudadanos, las precarias condiciones de los policías desplazados. Podemos, la violencia de las cargas y el supuesto acoso sexual por parte de los agentes a las manifestantes, un hecho negado por Crespo y que Begoña Gutiérrez, la líder de Podemos de Sevilla, rebatió del siguiente modo: "¿Cómo sabe usted que un policía no le cogió el culo a una manifestante?". El PSOE arremetió contra Podemos por tener tantos discursos como círculos (agrupaciones). Y el PP también cargó contra el PSOE "porque Zapatero le puso la alfombra roja al Estatuto de Catalunya".
Así que el desafío independentista en Andalucía no sólo genera rechazo y desconcierto, si no que también se va a utilizar en el ring electoral.

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