El bidet de cada escaño estará escamoteado debajo del asiento y será practicable mediante un botón situado al lado del micrófono o simplemente a través de la aplicación “Pilatos” que los diputados pueden instalarse en sus Blackberrys. Un sofisticado sistema hidráulico diseñado por el mismo estudio de ingenieros que idearon las esclusas del canal de Panamá empleará catorce segundos y veintisiete décimas en hacer que el bidet aparezca por debajo del asiento mientras se repliega el resto del escaño. Tendrá agua caliente oxigenada y cuatro chorros, con forma de gárgola, a 27 bares de presión que harán también las veces de hidromasaje además de asegurar la absoluta limpieza de cualquier resto de sumisión o connivencia. Sus señorías dispondrán de un juego de toallas que los ujieres cambiarán cada treinta y cinco minutos y cuyo grado de absorción es cuatro mil veces más alto que la enana marrón que engullo siete galaxias la semana pasada. Los bidets serán instalados por la misma empresa que sirve a los prostíbulos más prestigiosos de Europa, y llevan un novedoso sistema de autolimpieza a base de ozono, nitroglicerina y napalm rebajado, que se pone en marcha automáticamente después de cada prostitución. Los sindicatos, escandalizados por lo que consideran un capricho de meretriz, han vuelto a convocar a sus afiliados el próximo domingo para que aguanten la respiración quince segundos en señal de protesta. Toxo ha dicho que escupirá en el suelo. O mirará de reojo a la policía.