Ir por Hillary y volver por Trump
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Está claro que si hubiese sido por las encuestas debió haber ganado Hillary. Y que si hubiese sido por lo que Trump es o por lo que amenaza ser como presidente también debió haber ganado Hillary.
Y está claro que para el gobierno de Susana también ganaba ella.Su palanganero Jimenez dejó el lunes en su casa el manual básico de la diplomacia y dijo que el modelo que representa Trump es “más cerrado, más aislacionista y xenófobo”. Es la mismo que pretendía explicar su mentor Felipito Tacatun,el de "Yo sigo¿Remember--pronuncien "rame'ba" analfabetos limpiavateres"
Ayer tuvo que salir de apuro a felicitar al presidente electo. Y también le falló el GPS profesional. Dijo que le “dio pena” la derrota de Hillary y que habían apoyado a los demócratas “desde una óptica muy utilitarista”. Señora presidenta de Barataria: no aclare que oscurece.
Otro rey de la diplomacia, abrió el martes de la elección las puertas de la embajada para agasajar a los casi 500 funcionarios y legisladores que viajaron a Washington. Entre tapas y vino fino vaticinó el triunfo de Hillary y brindó con un ¡Viva la Legion!
Entre paréntesis: el turismo político dejó vacíos las Cortes.Viaje masivo para festejar la victoria de Hillary. No nos privamos de nada.
El que de entrada tuvo claro lo que podía pasar fue el asesor presidencial el otro Jimenez, que no descartaba el triunfo de Trump.
Hubo y hay mucha sorpresa por Trump. Pero cuando los sondeos daban ganadora a Hillary no ganaba por tanto y cuando lo daban a Trump era por bien poco. Ganó el bien poco. Es otra advertencia para la política que se rige por las encuestas,que fallaron todas.
Es raro también que con las ventajas tecnológicas que tienen hoy los encuestadores no acierten cada vez más sino que acierten cada vez menos. Perdieron con el Brexit y perdieron con el referendo en Colombia. Para coronar la seguidilla les faltaba perder en Estados Unidos. Y perdieron. Lo lograron.
Desde las tribunas Trump supo explotar su costado provocador . Y sobre todo la debilidad del sistema económico norteamericano. Hizo todo o casi todo lo que al establishment les parecen horrores. Siempre sube la apuesta. Hasta con las propias figuras de su partido. Pero el mapa electoral muestra en el centro de Estados Unidos una enorme mancha del color de los republicanos. Y a los demócratas sólo ganando en el Norte de la costa atlántica y en la costa del Pacífico.
Estados Unidos encarna la globalización y la globalización ha sido beneficiosa pero no para todos. Hay más desigualdad y un peor reparto de la riqueza. Castiga la calidad del trabajo y el valor del salario. Esa legión de castigados de clase media y obrera es la que votó a Trump. El discurso de Trump contra los inmigrantes ilegales también pegó a favor en inmigrantes legales. No es una lucha de clases. Es una lucha por conservar el curro.
A todos Trump les prometió recuperar el sueño americano. O le creyeron que eso es posible o que, en cualquier caso, para sus intereses era una mejor alternativa a Hillary y su campaña chata como un río.
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