Crisis en la urbanización de Roche

El enfrentamiento entre los propietarios sobre la gestión y futuro de la zona obliga a un juzgado de Chiclana a intervenir la comunidad

La urbanización de Roche, entre Conil y Chiclana, es el vivo ejemplo de lo que ocurre a nivel político en nuestro país. Sus propietarios llevan años envueltos en una absurda guerra administrativa que ha puesto en jaque el futuro de la urbanización. Son incapaces de dialogar o buscar, al menos, un pacto entre caballeros, ajeno a los intereses particulares, que garantice de una vez por todas la viabilidad de este conjunto residencial al borde del mar. La comunidad está dividida y, lejos de buscar el equilibrio, ha optado por tirar de la cuerda cada uno por su lado. Finalmente, la soga se ha roto y ha sido el Juzgado Mixto Número Uno de Chiclana el que ha tenido que poner orden al desaguisado con la intervención de la urbanización. Las peleas internas han sido una constante en cada una de las reuniones celebradas. Forman parte de un rosario de enfrentamientos y desavenencias que tembién han salpicado al consistorio de Conil. No se ha llegado a un acuerdo sobre la recepción de la urbanización por parte de la administración local, ni tampoco sobre el mantenimeinto de sus viales. Al final, el entorno está deteriorado y sucio. Pues bien, en este marco de incertidumbre por el lugar que un día se soñó, de nuevo hay que añadir otro episodio que deja claro que su futuro sigue perdido en su presente. Ahora, el Juzgado Mixto número 1 de Chiclana ha intervenido la urbanizadora. Así lo ha decidido la jueza que ha dictado una serie de medidas cautelares después de la denuncia presentada por parte de los propietarios contra la comunidad y la última junta directiva hasta que no se resuelva el procedimiento que tienen pendiente en cuanto al peligro de mora procesal. Los casos judiciales se acumulan y la juez ha optado por anular la junta del 27 de agosto de 2014 con el fin de evitar así la vigencia de sus cargos electos.