sábado, 16 de enero de 2016

LA MAL PAGÁ,NI UN PUÑAO DE PARNE


Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. // LA SEXTAPedro Sánchez y Pablo Iglesias. // LA SEXTA

No quieren a Pedro, no se fían de Pablo

ANTONIO AVENDAÑO 
Nuevo capítulo en el desencuentro entre el centro y la periferia del Partido Socialista. En Ferraz tienen dificultades para entender que no hay centro posible sin periferia. O que si lo hay es irrelevante. A los territorios donde gobierna el PSOE no les ha gustado el movimiento de Pedro Sánchez de prestar provisionalmente sus senadores a los independentistas catalanes para que pueden tener grupo propio. Y no les ha gustado porque 1) sospechan que detrás de esa aparente “cortesía” parlamentaria se esconde la pretensión última de Sánchez de lograr la abstención de ERC y DiL para ser presidente del Gobierno y porque 2) ven en ese movimiento una desautorización, más o menos taimada, del mandato tácito del Comité Federal a Ferraz de que excluyera cualquier acercamiento a posiciones políticas separatistas.
FERRAZ SE VIENE ARRIBA PERO NO TANTO
Pues bien: Ferraz no ha excluido ese acercamiento veladamente insurreccional. ¿Por qué? Una primera y algo primitiva explicación es que Sánchez y los suyos se han venido arriba tras haber logrado su primera victoria después aquel Comité Federal del 28 de diciembre donde las baronías territoriales les hicieron morder el polvo, si bien luego ante las cámaras todos estuvieron de acuerdo en no llamar morder a morder ni llamar polvo al polvo.
Pero tras aquella primera derrota el secretario general pronto se cobraría, apenas comenzado enero, una victoria nada desdeñable: Susana Díaz levantaba el pie del acelerador en la carrera hacia Madrid al constatar, no sin alguna perplejidad, que el público, en otro tiempo tan entregado, la estaba acusando no solo de ir demasiado deprisa, sino incluso de actuar con Sánchez como Valentino con Márquez.
UNA JUGADA DE ALTO RIESGO PERO HABRÁ QUE VER
Puede que haya sido ese triunfo lo que ha llevado a Sánchez a diseñar en la pizarra táctica de Ferraz una jugada de tan alto riesgo como esta de prestar sus senadores a los hombres y mujeres de Artur Mas y Oriol Junqueras que el 20D obtuvieron acta en la Cámara alta pero no el porcentaje suficiente de votos para tener automáticamente derecho a un grupo propio. Las explicaciones de Ferraz no son disparatadas y, de hecho, Óscar López ha sabido presentarlas en público con los ropajes de la prudencia y los adornos de la cortesía. Lo malo es que nadie se ha creído esas explicaciones. Al menos nadie de entre quienes era importante que las creyeran: los líderes socialistas de Aragón, Extremadura, Andalucía…
Así las cosas, ¿ha sido buena o ha sido mala la jugada de Pedro Sánchez? Aunque es imposible saberlo hasta que no acabe el partido, la primera impresión es que Pedro ha enseñado demasiado pronto la carta catalana, que tantas suspicacias levanta entre los demás jugadores de la partida. Diga lo que diga Ferraz, el gesto de generosidad política con los soberanistas catalanes está siendo interpretado de la única manera que cabía hacerlo: como un ‘quid pro quo’, como un algo (facilitar que tengan grupo propio cediendo senadores socialistas) a cambio de algo (facilitar que Sánchez sea presidente absteniéndose en su investidura ante el Congreso).
HECHOS CONSUMADOS PERO NO DEL TODO
Pero como Sánchez y los suyos tampoco son gente que se chupe el dedo, cabe suponer que también ellos debieron calcular de antemano que su jugada se habría de interpretar así y no de otra forma. Tal suposición viene reforzada por el hecho de que Madrid no informó previamente de su jugada a Mérida, Zaragoza o Sevilla. Era fácil prever que a las direcciones de la periferia no les habría gustado, de manera que –de nuevo– la dirección central optó por la táctica, muy contrastada en la historia bélica, de los hechos consumados.
Aunque Ferraz sí previera que esta vez Susana Díaz iba a morderse la lengua, y de hecho así ha sucedido, con lo que tal vez no contaba era con que dirigentes como Guillermo Fernández Vara o Javier Lambán fueran tan explícitos, y aun tan agrios, a la hora de trasladar públicamente su desacuerdo. Por esa razón, en esta segunda escaramuza tras el Comité Federal el perdedor ha sido Sánchez, quien, cuando se plantee su siguiente jugada, no podrá obviar el serio aviso recibido por este guiño a Mas y Junqueras.
HACERSE EL MUERTO PERO RELATIVAMENTE
Mientras tanto, desde Andalucía han optado por hacerse los muertos. Ya han dicho muchas veces que no se fían de Pablo Iglesias ni de Podemos, pero intentan no manifestar su desamor hacia Pedro Sánchez y Ferraz. La consigna esta vez ha sido ‘sin comentarios’. El portavoz del grupo parlamentario socialista, Mario Jiménez, se apresuró a proclamar en voz muy alta y muy clara que San Vicente guardaría un silencio muy alto y muy claro sobre la jugada –también muy alta y bastante clara– de Ferraz. Pocas veces un ‘sin comentarios’ habrá estado tan cargado de comentarios.
Esta vez, Díaz y los suyos sí han acertado en la táctica de carrera: en vez de pisar el acelerador para adelantar al capitán del equipo han decidido levantar el pie, tocar un poco el freno y ver cómo se alejaban las luces traseras del bólido de Sánchez, piloto novato, sí, pero firmemente determinado a ganar una carrera que no puede permitirse perder porque si lo hace será la última. Los demás corredores también tienen, cómo no,buenos alicientes para ganar, pero ninguno es tan bueno como el de Sánchez. Por eso es un adversario tan extraordinariamente correoso

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