génesis de la construcción de la base de rota y su repercusión en Cádiz
Cuando Cádiz entró en el 'mundo libre'
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Los acuerdos bilaterales trajeron a la capital la visita buques
de guerra estadounidenses y la creación de una Casa Americana en el
Palillero
En
plena 'guerra fría' entre los bloques, el occidental y el comunista,
cuando se fraguaban los pactos entre el Régimen de Franco y los Estados
Unidos de Norteamérica, se organizaron en Cádiz unas curiosas
actividades culturales y cinematográficas.
En el mes de julio de 1953, organizada por el Gobierno
Militar de la Plaza, tuvo lugar en la sala de cine del Regimiento de
Artillería una proyección de documentales de tipo castrense ofrecida por
la Casa Americana de Sevilla. En dichas proyecciones se ofrecieron
imágenes ejemplares sobre el entrenamiento de los cadetes en la Academia
Miliar de West Point, diferentes exhibiciones de la Armada e imágenes
sobre la biografía del general Eisenhower, presidente de los Estados
Unidos.
Días después, el mismo equipo de
cinematografía de la Casa de América proyectó documentales culturales en
el Club de Tenis ante una selecta concurrencia. En el Observatorio
Naval de San Fernando esta campaña ofreció documentales sobre el
observatorio del Monte Palomar, sobre la luna y el sol, sobre huracanes y
sobre la fabricación de cristales ópticos. En la Academia de Bellas
Artes de El Puerto de Santa María se proyectaron documentales sobre
caza, que fueron presentados por destacadas personas de la localidad.
Ampliándose la 'campaña cultural' a Jerez y otras localidades de la
provincia.
Pero si esta labor de propaganda se hacía
en Cádiz desde el bando norteamericano, desde el Gobierno de Franco,
mediante el órgano oficial de información y propaganda audiovisual del
Régimen, el NO-DO, también se venía allanando el camino de la opinión
pública a favor del acercamiento con los Estados Unidos, sobre todo con
frecuentes reportajes de la guerra de Corea (con elogiosos comentarios
sobre la actuación del ejército norteamericano contra el 'bando
comunista'), de maniobras militares, de actividades culturales
(organizadas por la Casa de América y por la embajada de los Estados
Unidos) y de visitas a los puertos españoles de buques de guerra
norteamericanos.
Este último capítulo, el de las
visitas a España de buques norteamericanos, posiblemente fuese el más
eficaz, por lo que tenían de contacto directo y personal de las
autoridades, los mandos militares y la población general con las
dotaciones de los barcos. Para facilitar lo cual, en los barcos se
organizaban visitas públicas y exhibiciones militares, y en las
ciudades, actividades sociales y deportivas, excursiones y fiestas.
Acontecimientos de los que la prensa se ocupaba con gran despliegue
informativo y eran difundidos por todos los cines de España por el
NO-DO, de proyección obligatoria.
Aunque ya en enero
de 1952 hubo un masivo atraque de barcos norteamericanos de la VI flota
en los puertos españoles del Mediterráneo, fue desde comienzos de 1953
cuando NO-DO empezó a registrar y difundir, a modo de 'campaña', las
visitas a las ciudades portuarias españolas de los buques
norteamericanos. Así, en enero de 1953, se pudieron ver en los cines de
Cádiz los reportajes de NO-DO de las visitas de los buques
norteamericanos a los puertos de Valencia y a Barcelona. En el caso de
Valencia, las imágenes se acompañaron de las palabras del vicealmirante
Thach, "expresando su deseo de que el presente año resulte venturoso
para las relaciones entre Estados Unidos y nuestra patria". En el caso
de Barcelona, entre otras imágenes, pudo verse a los marines del crucero
Columbus visitando la réplica de la nao Santa María
anclada en el puerto, recalcándose el antiquísimo carácter de nuestra
mutua vinculación naval. Imágenes que se acompañaron con las
declaraciones del vicealmirante Cassady, manifestando que "el motivo de
que los Estados Unidos mantengan una flota en el Mediterráneo es el de
encontrar una nueva ruta hacia la paz mundial". Dos meses después, en el
NO-DO del 9 de marzo, se ofreció a los espectadores la visita a Málaga
del buque escuela de la Armada norteamericana Charleston con doscientos oficiales y alumnos, que recorrieron la ciudad tomando contacto con su población.
Una
nueva 'invasión publicitaria' realizó la VI flota sobre los puertos
españoles entre el 5 y el 14 de septiembre de 1953, repartiendo el
fondeado de sus escuadras entre los puertos de Barcelona, Valencia,
Palma de Mallorca, Alicante, Cartagena, y los puertos andaluces de
Málaga, Cádiz y Sevilla. Concretamente en Cádiz, la presencia naval
norteamericana fue muy limitada: los dragaminas Towhee y Tercel,
con una dotación conjunta de menos de 300 hombres. Antes de partir, los
militares norteamericanos, como si de excombatientes de la guerra civil
se tratasen, hicieron una ofrenda floral en la Cruz de los Caídos
(junto a la balaustrada de la Alameda), donde una banda de música
interpretó los himnos nacionales, en medio de una gran concurrencia de
público.
Finalmente, en el NO-DO de 5 octubre de 1953
los espectadores gaditanos pudieron ver las imágenes de la firma de los
acuerdos hispano-norteamericanos, celebrada el pasado 23 de septiembre,
acompañadas por una voz en off: "A los diecisiete meses de
conversaciones amistosas, que dan la medida del camino recorrido por
España en el terreno diplomático, la gran nación norteamericana, de
impresionante poderío económico e inagotable capacidad creadora,
emprende una política realista con un acto de acercamiento que ha de
tener trascendencia mundial. En el Pardo, el hombre que rige los
destinos de nuestra patria, ha trabajado denodadamente porque la
comprensión se impusiera, mientras la economía nacional, con gran
escasez de medios, pero firme voluntad en el trabajo, hacía esfuerzos
para impulsar la riqueza y el bienestar de su pueblo. Finalmente en el
madrileño palacio de Santa Cruz, sede de nuestro Ministerio de Asuntos
Exteriores, han cuajado los esfuerzos de amistad entre las dos naciones
[…] Estos acuerdos abarcan tres capítulos: convenio defensivo, ayuda
para la defensa mutua y ayuda económica […] La amistad así sellada en el
Palacio de San Cruz demuestra al mundo que entre dos países que
coinciden en un camino común es fácil llegar a un acuerdo favorable para
ambos, cuando en el empeño intervienen personas de buena voluntad y con
un sentido pleno de la política, como el actual presidente de la nación
norteamericana, general Eisenhower, y el jefe del Estado español
generalísimo Franco. Debe España a Franco este triunfo diplomático que
la lleva a sostener un papel de primer plano en la defensa de Europa
occidental".
Franco pretendía que hubiese sido un
tratado entre los dos países, pero como terminaron siendo tres convenios
parciales, estos los firmaron los ministros de Asuntos Exteriores y
Comercio, por parte española, y el embajador de los Estados Unidos y el
presidente de la Cámara de Comercio norteamericana en España, así como
otras autoridades civiles y militares de ambos países. Para 'arreglar'
la ausencia de Franco en la ceremonia, NO-DO, al principio del reportaje
incluyó imágenes de la Casa Blanca, del Capitolio y del Palacio del
Pardo, finalizando el mismo con imágenes de los generales Eisenhower y
Franco, ambos con uniformes militares.
Los llamados
Pactos o Acuerdos de Madrid consistían en tres convenios sobre
suministro de material de guerra que Estados Unidos proporcionaría a
España (cuyo ejército seguía con el armamento de la guerra civil), sobre
ayuda económica (mediante créditos), y sobre defensa mutua, mediante el
establecimiento de bases militares en territorio español.
Tanto
en el texto de los convenios que publicó el Boletín Oficial del Estado,
como en el discurso que Franco hizo en las Cortes el 30 de noviembre de
1953, no se habló de un protocolo adicional secreto de carácter militar
que, de hecho, suponía para España la pérdida del control militar y
jurídico de las bases militares que construyesen los americanos. Una
cesión de la soberanía nacional que no se conoció hasta que, ya en
democracia, en 1981, el historiador Ángel Viñas tuvo acceso y publicó el
mencionado protocolo.
Estos acuerdos, sobre los han
corrido ríos de tinta, tuvieron una enorme importancia sobre la política
exterior y de seguridad de España. Nuestro país dejaba el lastre de su
vinculación con el Tercer Reich (que su teórica neutralidad bélica no
consiguió hacer olvidar), entrando en el "mundo libre del bloque
occidental anti-comunista", y se iniciaba el establecimiento permanente
de bases militares extranjeras en el territorio nacional
En
Cádiz, para celebrar la firma de este tratado, el domingo 31 de enero
de 1954 el Club Cine Mundo organizó por la mañana una solemne función
religiosa en la iglesia de San Francisco (aprovechando que también era
la festividad de San Juan Bautista, patrono de la cinematografía
española) y por la noche una velada en los salones del Centro Mercantil e
Industrial donde se proyectaron varios documentales cedidos por la Casa
Americana de Sevilla.
Seguramente porque se consideró
insuficiente aquella primera visita naval a Cádiz, en junio de 1954
atracó en el puerto de Cádiz el crucero pesado CA-132, Macon.
Un buque impresionante de la clase Baltimore, botado en Nueva York en
1943, con más de 200 metros de eslora y una tripulación de más de dos
mil hombres.
Entre las actividades que se programaron
para fomentar la amistad entre ambas naciones, además de permitirse la
visita de los gaditanos al barco, se celebraron en dicho buque
proyecciones cinematográficas para los niños. Más de cien niños acogidos
en las instituciones Hogar Provincial de la Milagrosa y el Colegio de
Huérfanos de Suboficiales de la Armada fueron invitados a pasar la tarde
a bordo. Estos niños gaditanos, que cursaban sus estudios en la Escuela
Primaria, presenciaron la proyección de diversas películas de dibujos
animados y después fueron invitados a helados, refrescos, caramelos y
chocolatinas. A la salida del buque todos los niños y niñas fueron
obsequiados con un regalo.
Desde uno de los
helicópteros del buque que sobrevoló la ciudad se hicieron fotografías
aéreas, entregándose copias de una de ellas al Ayuntamiento y a los
periódicos, siendo publicada en el Diario de Cádiz
del 20 de junio de 1954. Aquel mismo verano, cuando el Ayuntamiento
editó una colección de tarjetas postales para promocionar turísticamente
la ciudad, una de las seleccionadas fue esta fotografía, en la que
podía apreciarse, además del crucero norteamericano en primer plano, el
obelisco y el edificio del Trocadero, ambos recién construidos y la
arquitectura efímera montada en la plaza de San Juan de Dios para el día
del Corpus.
Los subsiguientes acuerdos, sobre cómo y
dónde se construirían las bases militares, se hurtaron a la opinión
pública, hasta tal punto, que cuando el 10 de noviembre de 1954 llegó a
la Zona Franca de Cádiz el primer tren con material norteamericano para
la construcción de la base de Rota, para lo que RENFE tuvo que construir
con la máxima urgencia un ramal ferroviario, el Diario de Cádiz,
que informó de los hechos, no pudo ni mencionar al municipio de Rota.
Comentando de forma genérica que era "material norteamericano para
construir bases españolas".
No obstante, la
publicación del decreto de 29 de octubre de 1954 (BOE del 7 de noviembre
de 1954, nº 311), en el que, a los efectos de la expropiación forzosa
de los terrenos, se declaraba de urgencia la construcción de la base
aeronaval de Rota, posibilitó al Diario de Cádiz del día 13 de noviembre ofrecer la noticia en primera plana, aunque escuetamente y sin comentarios.
Al día siguiente de que se conociera la noticia (como un reloj) llegó al puerto de Cádiz, en la motonave Guadalupe,
un cargamento de 500.000 kilos de leche en polvo procedente del
donativo que (también como un reloj) hacían a España las Asociaciones
Católicas de Caridad norteamericanas. Un donativo que, con carácter de
permanencia, llegaba al puerto de Cádiz para cubrir las demandas de
Andalucía occidental, quedándose 75 toneladas en la Diócesis de Cádiz,
de las que se hizo cargo la Delegación Diocesana de Caritas
Pro-Infancia, poniéndose en contacto para el reparto con las
asociaciones de caridad, los centros de beneficencia y la Alcaldía de la
capital. Aquella rareza americana venida del futuro, el alimenticio
líquido blanco en polvo sólido, cayó como un eclesiástico maná en muchas
barriadas gaditanas, ya oficialmente sin racionamiento pero muy
severamente subalimentadas.
La inteligencia
norteamericana consideró que también sería conveniente establecer en
Cádiz una Casa Americana, la séptima que cronológicamente se fundaba en
España. Una institución que desarrollara una actividad cultural y
propagandística de forma permanente. Por acuerdo entre el Ayuntamiento y
la Embajada norteamericana, se firmó un contrato de arrendamiento para
que esta ocupase la planta principal del edificio de los Servicios
Municipalizados, anexo al Cine Municipal (el actual Centro Integral de
la Mujer, en la Plaza del Palillero), en la que se hicieron importantes
obras de adaptación.
En la mañana del 15 de julio de
1955 llegó a Cádiz el embajador de los Estados Unidos Mr. Davis Lodge,
acompañado de su esposa y otras personalidades de su embajada, con la
intención de inaugurar la Casa Americana. Pero, como lo primero era lo
primero, después de visitar el Ayuntamiento, embarcó en el yate
particular del señor alcalde rumbo a Rota, donde el Sr. Carranza le
ofreció un almuerzo de carácter privado en una finca de recreo de su
propiedad. Seguidamente 'los excursionistas' giraron breve visita a la
villa de Rota.
Tras regresar de Rota, a última hora de
la tarde, Mr. Lodge y su esposa, acompañado del alcalde, se trasladaron
a inaugurar la Casa Americana, siendo recibidos en la puerta del local
por su directora, la señorita María Pemán Medina (persona de gran
formación académica, hija de César Pemán y sobrina de José María Pemán,
factótum en la política y cultura oficial del Régimen).
En
medio de una gran concurrencia y la presencia de todas las autoridades
locales y provinciales, el embajador pronunció unas palabras en la que
destacó que el objetivo fundamental de estas casas era "servir de foco
amistoso en que españoles y norteamericanos puedan llegar a entenderse
en el campo humano y cultural […] En su recinto, poblado de libros y
revistas, falta el formalismo y la ceremonia de los centros oficiales.
Aquí pueden entrar jóvenes y ancianos como si fuera su propia casa y
aquí encontrarán amigos españoles y norteamericanos. Patrocinados por
las Casas Americanas, se ofrecerán de vez en cuando conciertos de
música, exhibiciones de arte, de fotografías y de películas que muestren
nuestra manera de vivir. Verán ustedes que estas actividades no
constituyen una propaganda oficial y pesada, sino una manera de
establecer vínculos necesarios entre las culturas de los dos países".
Tras repasar los lazos históricos y culturales que unían a Cádiz con
América y, en particular, con los Estados Unidos, Mr. Lodge expresó que
"ahora, Cádiz se acerca otra vez a América. España y los Estados Unidos
construyen su baluarte defensivo contra los enemigos de nuestra
tradición occidental y cristiana. En esta tarea la bahía tiene su
importantísimo papel".
A la mañana siguiente, Mr.
Lodge, acompañado por el general August Kissner y otras personalidades,
marcharon a Rota para efectuar una visita a las obras de la base
aeronaval. Tras el almuerzo en el palacio de los Infantes de Orleans, en
Sanlúcar, se trasladaron al aeropuerto de Jerez para regresar a Madrid.
Dos
meses después de su fundación, la Casa Americana en Cádiz ya era un
éxito total. Sin haber iniciado aún el programa de actividades (que más
adelante se realizaría de forma amplia y diversificada), el centro ya se
acercaba a los 1.500 afiliados de todas las edades y profesiones,
funcionando diariamente la confortable sala de lectura y el sistema de
préstamo de libros y revistas, en español y en inglés. Su directora,
María Pemán, manifestaba que el pueblo de Cádiz "había sabido responder
con el mayor afecto a esta prueba de generosidad de la gran nación
americana". Para celebrar conciertos, proyecciones y otras actividades,
el Ayuntamiento firmó un acuerdo de cesión del salón del grupo escolar
Jaime Balmes (en la calle Arbolí), con una capacidad para más de
quinientas personas.
La Casa Americana realizó
sesiones de proyección de documentales en colaboración con los dos
cine-clubs pioneros que por entonces funcionaban en la ciudad, el Cine
Club Universitario, del SEU, y el burgués y festero Club Cine Mundo,
auspiciado por la revista cinematográfica de igual nombre. Lo que no
impedía que también se celebrasen proyecciones de documentales en la
biblioteca de la propia Casa Americana. Como las celebradas
semanalmente, en sesiones temáticas (La televisión asignatura universitaria, Por tierras de Arkansas, Historia del conflicto coreano, el átomo y la energía atómica, Las grandes orquestas norteamericanas, etc.) durante el verano de 1956.
Pero
la amplia actividad cultural desarrollada por aquella Casa Americana no
le valió su continuidad y dos años después, el 1 de agosto de 1957,
cerró sus puertas definitivamente. Como la base aeronaval de Rota se
había inaugurado oficialmente el 4 de octubre de 1956, la Casa Americana
de Cádiz ya había cumplido perfectamente su función. Afortunadamente,
aquel espacio que ocupó la Casa Americana, su equipamiento y gran parte
de su biblioteca fue reutilizado por el Ayuntamiento de Cádiz con la
creación de la Biblioteca Municipal José Celestino Mutis, abriendo
nuevamente sus puertas, bajo la dirección del bibliotecario municipal
Guillermo Perea, en 11 de marzo de 1958.
Para terminar de popularizar el agradecimiento a los norteamericanos (que por la Bahía no pasaron de largo, como en Bienvenido, Mister Marshall) el Ayuntamiento de Cádiz nombró a la hija del embajador, Beatriz Lodge, reina de las Fiestas Típicas de 1958.
Cádiz
se había integrado con un protagonismo especial al 'mundo libre', pero
los gaditanos, como españoles, no veían más libertades que las que, por
despiste de la férrea censura del Régimen, se colaban en las evasivas
películas de los cines abarrotados.
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