Leopoldo Martín, un médico para todos
- Treinta años de servicio en el Puerta del Mar.
A lo largo de su carrera profesional, ha ejercido la Medicina desde el sector público con vocación de ayuda a los demás, sobre todo a los desfavorecidos. Tras su aparente sencillez, hay una vida que daría para varias películas.Leopoldo Martín Herrera (Santa Cruz de la Palma, 1942) es un gaditano por elección, que cuenta con un pedigrí canario indiscutible. Entre sus ancestros paternos en la isla de La Palma los hay desde 1630. Por parte materna, los Herrera también eran isleños. Un antepasado llamado Pedro Pomerol fue un soldado de la guerra de la Independencia, apresado en Bailén y encarcelado en Cádiz, desde donde llegó a La Palma.Hasta los 18 años, Leopoldo vivió en Santa Cruz de la Palma. Sólo salió de la isla una vez, para ir a un campamento del Frente de Juventudes en Tenerife. Su padre, Leopoldo Martín Martín, era delegado de los Excombatientes franquistas, y su madre, María Lourdes Herrera Sicilia, perteneció a la Sección Femenina. Tuvieron seis hijos, de los que cuatro se quedaron en La Palma, uno en Madrid y Leopoldo en Cádiz.Estudió hasta el Bachillerato en Santa Cruz de la Palma. Dos personas empezaron a influir en su vida. Uno fue Plácido Fernández Viagas, que sería el primer presidente de la Junta de Andalucía y que entonces era juez de Primera Instancia. Activó la vida cultural de la capital palmera. En su vocación por la Medicina le influyó Amílcar Morera Bravo, un excelente médico. También le influyó a Leopoldo la enfermedad que le afectó entre los 15 y los 17 años: una endocarditis reumática (o reuma del corazón) que le mantuvo dos años en cama. Cuando llegó a Cádiz para estudiar Medicina vivió en un piso de Benjumeda 10, antes de irse a otro en San José 31. Todavía era falangista. El 20-N hizo guardia en la Cruz de los Caídos de la Alameda. Sin embargo, en la Facultad de Medicina fue evolucionando. Se convirtió en un líder estudiantil además de ser un excelente alumno. Fue delegado de curso y de facultad. Estudiaba con pocos recursos, incluso pagaba los libros a plazos, pero estudiaba. En el año 1966 los dos premios extraordinarios de licenciatura fueron para Leopoldo Martín y otro prestigioso doctor: Manuel Concha.La trayectoria de Leopoldo como médico estuvo marcada por un maestro al que admiraba: Julio Ortiz, catedrático de Patología Médica. En 1966, el doctor Ortiz fue nombrado jefe del Departamento de Medicina Interna del Hospital de La Paz, en Madrid, y se llevó a médicos gaditanos. Leopoldo Martín también se fue con él al Hospital de La Paz, donde estuvo tres años de médico residente y dos años de adjunto.Lo dejó voluntariamente porque entonces ya tenía otro objetivo: irse a Cuba a ejercer la medicina pública con el régimen de Fidel Castro. La Habana estaba muy valorada en el desarrollo de la medicina social. Leopoldo había evolucionado hacia el comunismo en Madrid, donde se integró en grupos de solidaridad, y trató a activistas como Eva Forest y el dramaturgo Alfonso Sastre. Al ser cerrada la Embajada de Cuba en Madrid, la siguiente etapa de su vida le llevó a París, donde estuvo cinco meses como médico asistente en el Hospital Cochin. En París participó en reuniones con el grupo de Andrés Vázquez de Sola. En una ocasión acudió a una velada en la Embajada de Chile donde conoció a Pablo Neruda, que era el embajador, y a Jorge Edwards.Optó por regresar a España. Ejerció como médico en El Pardo (muy cerca del palacio donde vivía Franco) y en Valenzuela de Calatrava. Allí lo recomendaron para el Hospital de Ciudad Real, donde estuvo dos años y medio.En 1975 regresa a la provincia de Cádiz tras conseguir una plaza en el Hospital de Jerez. En 1977 gana el concurso para ser jefe clínico de Digestivo en el reconstruido Hospital Puerta del Mar de Cádiz. Leopoldo Martín hizo guardia el primer día del Puerta del Mar. Trabajó allí 30 años. Al principio, en la sección de Digestivo había tres médicos. El servicio fue mejorando, hasta convertirse en uno de los más valorados del hospital, mientras el doctor Martín pasaba a ser todo un símbolo. Es un defensor acérrimo de la Medicina pública porque trata a todos por igual y es más beneficiosa para las personas desfavorecidas. En el caso del Hospital Puerta del Mar, estima que los médicos han tenido más libertad para desarrollar su profesión en los tiempos de UCD que cuando el PSOE asumió las competencias sanitarias a través de la Junta.Guarda mal recuerdo de su jubilación en 2007, a los 65 años. Quería seguir, pero no se lo permitieron, a diferencia de otras comunidades donde los jefes de servicio podían jubilarse a los 70 años. “Me echaron”, dice. Tras cinco meses sin trabajar, empezó a colaborar con los hospitales de Pascual en Málaga y El Puerto, y luego en San Rafael, en Cádiz. Casi todos los pacientes que atendió eran derivados de las esperas del SAS, donde no pudo seguir.Es padre de cinco hijos. La primera, Elizabeth, nació tras una relación con una joven inglesa. Con su primera esposa, María Josefa de Sarriá Lucas, tuvo a Bárbara y Leopoldo. Su actual esposa es la pediatra María del Rosario López Caparrós, con la que ha tenido a Gonzalo y Luis. De los cinco hijos, sólo Gonzalo vive en Cádiz.Nunca ha tenido ningún cargo político, al considerarlo incompatible con la Medicina. Aunque en Madrid y París había participado en grupos de solidaridad, su primer carné del PCE lo recibió en 1975, cuando trabajaba en Jerez y acudió a un acto en una parroquia. Le sorprende que nunca fue detenido, ni interrogado, a pesar de que participó en reuniones comprometidas. No sabe si pudo influir su pasado y el de su familia. Un gobernador civil de Cádiz lo llamó una vez a su despacho y le dijo que tuviera cuidado. También supo que algunos insinuaban que era agente de la CIA.En algunas reuniones del PCE coincidió con Rafael Alberti, que tenía un gato llamado Leopoldo. Colaboró con José Manuel Duarte en la fundación del PSP de Tierno Galván en Cádiz. Incluso representó al PSP en la Junta Democrática, aunque nunca fue militante de ese partido.Ha estado presente en listas electorales del PCE y de Izquierda Unida. En las del Congreso de los Diputados en 1982, iba en quinto lugar. Por su amistad con Jesús Gargallo le acompañó como último de la lista en la candidatura de IU al Ayuntamiento de Cádiz. También fue en otras listas municipales de IU (siempre en puestos sin opción) con Fernando Santiago y Sebastián Terrada. Actualmente no ejerce de militante. No es carnavalero, ni capillita, ni cadista. Del Carnaval apenas le han interesado ‘Los Guatifó’ y algún coro. Respeta la Semana Santa, pero apenas ha visto alguna salida del Nazareno. Y desde pequeño es hincha del Celta de Vigo; y todavía no le ha perdonado al Cádiz que estuvieron a punto de no ascender a Primera en 2005 por denunciar el caso Toni del Moral.A pesar de eso, Leopoldo Martín es un hombre muy querido en Cádiz. Nadie duda de su integridad, su honradez, su afán por ayudar a los necesitados a cambio de nada. Nunca ha buscado honores, ni ha presumido. Esa modestia que tapa a un gran hombre. Con el tiempo perdió la fe. Sin embargo, parece un misionero laico de la Medicina Pública, a veces en territorios difíciles. Ha sido (y sigue siendo) un médico de verdad.
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