Mal empieza el curso político para los socialistas en el Parlamento de Andalucía, que el miércoles mordían el polvo de la derrota a manos del Partido Popular y de Podemos, pero no solo de ellos. Con los votos negativos de ambas fuerzas y la abstención de Ciudadanos e Izquierda Unida, la Cámara rechazó la convalidación del decreto ley del Gobierno andaluz para reconocer los servicios previos de unos 23.000 interinos para computar la antigüedad en los concursos de traslado y promoción interna. La sonora patada de la oposición al Ejecutivo de Susana Díaz acabó en el dolorido trasero de unos empleados públicos cuyos sindicatos están divididos: rechazan el decreto de la Junta UGT y SAF y lo respaldan CSIF, CCOO, ISA y USTEA.
El portavoz del Gobierno andaluz, Miguel Ángel Vázquez, dirigía especialmente sus críticas hacia Podemos, al que acusó de “votar con el PP para fastidiar a 23.000 funcionarios de la Junta de Andalucía”, afeando a continuación a Teresa Rodríguez que hubiera rechazado en el Parlamento “una iniciativa que apoyaba USTEA, el sindicato en que ella misma milita”.
También dicen los socialistas, bastante enfadados pero sobre todo muy desconcertados, que el grupo de IULV-CA se había comprometido –a través de su líder Antonio Maíllo, que lo niega– a votar favorablemente el decreto, pero que poco antes de la votación cambió de opinión y sustituyó el ‘sí’ por una abstención que era un jarro de agua helada sobre la estupefacta bancada gubernamental, que no daba crédito a lo que estaba ocurriendo. El Grupo Socialista había perdido y nadie parecía saber cómo había sido.
MÁS PAPISTAS QUE EL PAPA
Las razones de la oposición –¿Ciudadanos es Gobierno, es oposición, es ambas cosas a la vez?– dicen ser de carácter más técnico que político. Dicen haber rechazado el decreto porque es un texto muy deficiente que desencadenaría una catarata de recursos cuyos principales perjudicados serían los mismos interinos a quienes pretende defender. Pero, si era tan malo el decreto, ¿por qué habrían de apoyarlo sindicatos tan contrarios en todo como USTEA, CCOO y el mayoritario CSIF? ¿Por qué quien lo defiende con más ahínco es el Sindicato Andaluz de Funcionarios, que abandera precisamente los intereses de los funcionarios de carrera frente a los de los interinos? Los partidos de la oposición parecen haber sido, pues, más papistas que el papa y más sindicalistas que los sindicatos.
Es difícil saber qué ha pesado más en los votos de la oposición, si las deficiencias jurídicas del decreto o los deseos políticos de derrotar al Gobierno. En el caso del Partido Popular, la respuesta correcta es la segunda pero no por nada en particular, sino porque en su caso la respuesta correcta siempre es la segunda. En el caso de Podemos no resulta fácil acertar, pues no pocos de esos más de 20.000desconcertados interinos creían tener en la formación morada un aliado seguro en esta batalla, como también creían tenerlo en IU.
UN CLIMA ENRARECIDO
Sí puede aventurarse esta hipótesis, por lo demás poco arriesgada: si las relaciones del Partido Socialista con estos otros dos grupos de la izquierda fueran más fluidas, si el clima entre ellos fuera menos agrio y estuviera menos enrarecido, seguramente ninguno de los dos se habría apuntado tan alegremente a esa victoria parlamentaria sobre el Gobierno cuyos efectos colaterales van a sufrir en sus carnes los interinos, sin duda, pero puede que también los propios IU y Podemos, para quienes no resulta fácil explicar su voto y que sus explicaciones sean entendidas y aceptadas por los suyos.
En cuanto a Ciudadanos, es prácticamente imposible adivinar su trayectoria porque cambia de un día para otro. No está demostrando ser un socio fiable, pero tampoco un enemigo. Está con el Gobierno pero no está con el Gobierno. Por la mañana dice que sí y por la tarde no se sabe qué va a decir. Parece, en todo caso, haber hecho mella en ellos el discurso machacón del PP acusándolos de estar secretamente vendidos al PSOE. La idea de Albert Rivera sería mantener esa estrategia de ambigüedad calculada hasta las generales y después ya se verá. Ese ventajismo de Ciudadanos es muy práctico como táctica pero puede ser letal como estrategia.
EL PROBLEMA ES DEL PSOE
Ahora bien, sean cuales fueren, buenas o malas, las razones de la oposición para haber infligido tan severa derrota al Gobierno, es éste y no sus oponentes quien tiene el problema. A la oposición, ni le incomoda esta situación ni tiene por qué incomodarle: el PP está en su salsa, Podemos está encantado de conocerse, IU está en otra cosa y Ciudadanos está todo el día colgado al teléfono con Barcelona.
Hoy por hoy el Partido Socialista tiene rotos todos los puentes con Podemos e Izquierda Unida; tan rotos que ha quedado en manos única y exclusivamente de una formación de perfiles todavía tan difusos como Ciudadanos, que todo lo supedita a su objetivo prioritario de crecer, crecer y crecer. ¿Hay, entonces, alguna posibilidad de entendimiento entre Podemos y el PSOE, entiéndase, de entendimiento no en las cosas en que no se entienden, sino en aquellas en que sí se entienden, pues hasta ahora incluso en éstas han optado por no entenderse. ¿Es imposible ese entendimiento siquiera parcial? Tan imposible como lo sería con IU: escuchando a la federación de izquierdas nadie diría que hace solo un año estaban gobernando tan ricamente con sus declarados enemigos de hoy. La política tiene esas cosas. Es más: menos mal que tiene esas cosas.
Preguntado de otra manera y en forma de trabalenguas, pues mucho de trabalenguas político tiene esta retorcida legislatura: ¿pueden desenvenenarse las envenenadas relaciones entre Podemos y el PSOE? Desde luego, bloqueando, vetando, entorpeciendo o dificultando las –equivocadas o no equivocadas, pero legítimas– iniciativas parlamentarias del adversario, no. Aun así: el desenvenenador que las desenvenene buen desenvenenador será.
viernes, 25 de septiembre de 2015
La fascinación argentina por los "chinos", los "negros" y los "gallegos"
Anoche vi en televisión una serie donde actúa Ricardo "el Chino" Darín, que de chino no tiene nada. Y me fui a dormir con música de la "Negra" Mercedes Sosa, que no es precisamente afroamericana.
Me dijeron que en Argentina durante los 90 gobernó un "turco", pero hasta donde yo sé, en realidad Carlos Menem era de La Rioja.
El dueño de mi casa es un "tano". Y todos mis amigos me llaman "gallego", aunque nunca en mi vida pisé la tierra de Galicia.
La costumbre de emplear sobrenombres para referirse a la gente la comparten varios países de América Latina, pero desde que llegué a Buenos Aires me ha llamado la atención lo afectos que parecen los argentinos a los apodosbasados en el origen nacional y racial.
¿Pero por qué lo que en otros países se consideraría racista y ofensivo aquí se aprecia hasta como un gesto cariñoso? ¿Y cuándo llegan a ser despectivos estos términos?
Según los especialistas consultados por BBC Mundo, para explicar el fenómeno hay que remontarse a las primeras décadas del siglo XX, cuando Argentina se transformó en un país marcado por la llegada de extranjeros.
País de inmigrantes
En Buenos Aires, puerto de entrada de las oleadas de inmigrantes, el 80% de los trabajadores y el 50% de la población en 1914 era extranjera y hablaba diversas lenguas.
Se estaba forjando el llamado crisol de las culturas, lo que en otros lugares como Estados Unidos se conoció como el melting pot.
"Apareció el problema de generar una unidad nacional al estilo francés: en la élite política e intelectual de la época había una fobia étnica al indio, al afroamericano, al descendiente de italianos, al de españoles… Hubo una obligación compulsiva de fundirse y homogeneizarse", explica la profesora de la Universidad de Brasilia Rita Segato.
"El que mantuvo su marca étnica fue estigmatizado y marcado como "tano", "gallego", "ruso"… el acento era burlado, de manera informal se perseguía la diferencia", añade la antropóloga.
Todos los que venían de Europa del Este eran "rusos", por generalización, igual que los que venían de países árabes y de Medio Oriente eran "turcos".
El "tano" era el que venía de Italia y el "gallego", el que venía de España, que en las primeras décadas del siglo XX envió a Argentina miles de inmigrantes de la región de Galicia, una de las más pobres de la Península Ibérica.
Con el paso del tiempo, aquellos términos despectivos se mantuvieron y reinventaron, hasta formar parte de la cultura popular argentina como palabras cariñosas para referirse al otro.
"El horror al exotismo cambia y se vuelve del signo opuesto, los argentinos se empiezan a fascinar por lo diferente" con el transcurso de las décadas, dice Segato.
"Cuando Argentina tocó fondo en 2001, el país reconstruyó estructuras colectivistas de amistad, reciprocidad, cooperación. La nación se volvió más amable y empezó a celebrar la diferencia… Lo que habían sido estigmas persecutorios se convirtieron en estigmas amistosos", explica.
El contexto
Sin embargo, existen excepciones como la del término "gallego", que todavía es a menudo caracterizado como torpe, bobo o poco avezado en los chistesargentinos.
Despectivos como "bolita" o "paragua" para referirse a quienes llegan de Bolivia o Paraguay, reflejo de los nuevos flujos migratorios del país.
O casos como el de la palabra "ruso", que también es utilizada negativamente para referirse a un judío.
"Cualquier hecho discriminatorio tiene que ver con la intencionalidad con la cual se quiere denominar a una persona", apunta Pedro Mouratian, interventor en el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI).
El contexto y la intención, al fin y al cabo, son los que acaban marcando la diferencia entre el estereotipo denigrante y el gesto amistoso de palabras como "tano" o "turco", según reconoce Mouratian.
"Desde chico me llaman el "chino" o el "ponja" (Japón, al revés), y a veces es una cuestión despectiva, de carga, de minimizar al otro… depende del contexto", dice Alejandro Kim, que nació en Argentina hace 38 años y es descendiente de coreanos.
"Al principio, de más chico, sentía mucha furia y tuve muchas riñas por esa situación. De adulto uno lo toma de una forma más tranquila, pero a veces duele", asegura.
El vicepresidente de la Asociación Coreana Argentina asegura que este tipo de situaciones forman ya parte de la idiosincrasia nacional.
"Yo también tengo incorporado eso, tengo amigos a los que llamo "turcos" o "rusos" de una forma chistosa".
El "negro" argentino
Esta pasión por marcar el origen de alguien, sus rasgos étnicos o sus características físicas (el "gordo", el "flaco", el "pelado") sorprende a menudo a quienes llegan al país por primera vez.
Frases de la cotidianidad argentina serían políticamente incorrectas en muchos otros lugares del mundo.
Como cuando un padre le dice a un hijo: "Che negrito, andá al chino (al supermercado, muchas veces regentado por descendientes de asiáticos)".
Según Alejandro Grimson, autor del libro Mitomanías Argentinas, "ese tipo de usos espantan muchas veces a los extranjeros sensibles al tema del racismo, pero se puede decir "negro" en sentido afectivo".
"Por ejemplo, si yo en lugar de Mercedes Sosa digo la Negra Sosa –de pelo negro y ascendencia indígena, pero no afroamericana-, sin lugar a dudas, en ese "negra" hay un componente cariñoso", explica.
Sin embargo, también es muy común escuchar en Argentina frases como "estosnegros de mierda, que están cortando la ruta para protestar".
Y hay quienes se refieren a las personas que viven en villas (barrios de viviendas muy precarias), como "negros".
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¿Es Argentina un país racista?
El 44% de los argentinos cree que los trabajadores de otros países les quitan posibilidades a los locales.
El 57% de los argentinos se muestra en desacuerdo cuando se le pregunta si preferiría tener como vecinos a una familia de argentinos con costumbres semejantes, antes que a una boliviana o peruana.
El 39% cree que en los hospitales no hay turnos porque vienen muchas personas de otros lugares a hacerse atender.
El 36% cree que Argentina debería ser para los argentinos y deberían limitar el ingreso de inmigrantes.
Fuente: Mapa de la Discriminación, INADI.
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De nuevo se puede recurrir a la Historia del país para explicar el fenómeno.
En el año 45, con la llegada al poder del expresidente Juan Domingo Perón, surge el concepto de los "negros peronistas".
"En Buenos Aires la sociedad se piensa a sí misma como muy blanca, una ciudad europea en una América mestiza. Pero en octubre de 1945 entran los obreros a reclamar la libertad de Perón", relata Grimson.
"Y esos obreros no tienen nada que ver con lo que los intelectuales o políticos esperaban de ellos: o tienen ascendencia indígena, o se adhieren a un líder político rechazado por la élite, o no se visten bien. Por una razón o por otra aparece la noción de las cabecitas negras o negros peronistas".
"Hay muchísimo más racismo y clasismo de lo que los argentinos están dispuestos a admitir", explica Grimson.
Así que resulta que en este país hay negros que en realidad son muy blancos, como el Negro Fontanarrosa. O gente como la China Zorrilla, que realmente era uruguaya.
También hay rusos que no son de Rusia, otros que sí, y otros que en realidad son polacos.
Hay hasta armenios que, paradójicamente, son llamados turcos…
Pero eso sería demasiado complicado de explicar en esta nota. Y este gallego se tiene que marchar antes de que le cierren el chino (con cariño).
El puente de la Constitución de 1812, conocido en Cádiz como 'La Pepa' y que se inaugura mañana, se ha convertido en el mayor exponente de la ingeniería en España y es, con diferencia, uno de los mayores del mundo en su categoría
Historias de un puente
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En 2010, cuando ZP cavó la tumba del PSOE con los recortes, publiqué en DIARIO DE CÁDIZ que el segundo puente, bautizado ya como ‘La Pepa’ para que nadie pudiera llamarlo ‘La Teo’ (alcaldesa de la ciudad entonces), no estaría listo para la conmemoración del Bicentenario de la Constitución de 1812 ni para la Cumbre Iberoamericana de Cádiz de 2012.
El mismísimo ministro de Fomento de entonces, el ínclito Pepiño Blanco, se vio obligado a desmentir la información para apagar el incendio que provocó en las filas socialistas.
La verdad era que los técnicos de Fomento, obligados a un tijeretazo presupuestario del copón, habían señalado al segundo puente como una obra no prioritaria, prescindible.
El próximo jueves, doce años después de que arrancara el proyecto de manos de Magdalena Álvarez, primera ministra de Fomento de ZP –con ella se completó el 80% de la obra-, el mismísimo presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, asistirá junto a la ministra de Fomento, Ana Pastor, a la inauguración de ‘La Pepa’. Finalmente, los alcaldes de Cádiz y Puerto Real, dos podemos del ala dura, han sido invitados in extremis.
La inauguración, diseñada por el PP como un acto electoral para darle el máximo protagonismo a Rajoy y a Teófila Martínez –la ex alcaldesa y cabeza de cartel en las próximas elecciones generales se ha hecho fotos de todos los colores como si se tratara de una pasarela-, recuperará así la normalidad democrática, algo que con los populares de por medio resulta una novedad.
Pero dicho esto y a la espera de ver cómo transcurre la cosa inaugural, la belleza de ‘La Pepa’, la gran obra de ingeniería que sustenta al segundo puente, no nos puede impedir ver el bosque.
De entrada, una obra presupuestada inicialmente en 273 millones de euros se ha disparado por encima de los 500 millones de euros. Alguien debería explicarlo de la forma más objetiva posible, sin echarle la culpa al antecesor. Porque, aunque en el PP tengan la tentación de adueñarse de él, se ha pagado con los impuestos de todos los contribuyentes.
Otro asunto por discernir es la utilidad del segundo puente. Inicialmente, se concibió como la solución a los graves problemas de acceso a Cádiz. Sin embargo, en 2010, con la inauguración del carril reversible en el primer puente, estos estaban prácticamente solucionados. ¿Era entonces realmente necesario este segundo puente cuando había una solución más barata?
En mi opinión, no. Además, en la provincia de Cádiz, había y hay infraestructuras pendientes mucho más importantes por ejecutar que el nuevo puente sobre la Bahía de Cádiz. Por ejemplo, teniendo en cuenta la importancia que tiene el puerto de Algeciras para las economías gaditana y andaluza, la electrificación de la red ferroviaria entre Algeciras y Bobadilla.
Es verdad que el segundo puente servirá para apuntalar un proyecto metropolitano con poco recorrido político, y no es menos cierto que mejorará los accesos de Cádiz. Pero sobre todo servirá para despoblar más si cabe a la capital de la provincia. En este sentido, es una vía más de salida que de entrada.
Por cierto, la principal herencia que ha dejado Teófila en este proyecto es una entrada de cuello de botella de cojón de mico. Allí, claro, no se ha retratado.
Ningún cabeza de lista de 2011 repetirá en las listas provinciales de las elecciones generales Manuel Chaves, Guerra, Javier Barrero, Trinidad Jiménez, Concha Gutiérrez, Pezzi y Rumí se retiran del cartel
JUAN M. MARQUÉS PERALES
El diputado Alfonso Guerra, que dejó el Congreso en esta legislatura.
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La renovación se impuso, al fin, en la nómina de congresistas que el PSOE de Andalucía enviará a Madrid, pero esto no asegura ni el éxito electoral ni la efectividad en la política. Casi por obligación, como consecuencia del paso del tiempo pero también del caso de los ERE, el PSOE sustituirá a todos sus cabezas de cartel para las elecciones generales que se celebrarán, probablemente, el 20 de diciembre. Ni Manuel Chaves por Cádiz, ni Alfonso Guerra por Sevilla -circunscripciones por las que ambos ex dirigentes se presentaron en 1977-, ni Francisco Javier Barrero por Huelva, ni Concha Gutiérrez por Jaén. Ni siquiera irán en puestos menos importantes Gaspar Zarrías, José Antonio Viera, Manuel Pezzi o Trinidad Jiménez. La renovación es total, sólo en el Senado quedarán algunos nombres históricos, como el gaditano González Cabaña. El PSOE tendrá que emplearse a fondo en publicitar los nombres de sus primeros espadas en unas elecciones en las que su candidato a la Moncloa, Pedro Sánchez, cargará con todo el peso en una comunidad en la que orgánicamente no cuenta con grandes aliados. Quizás, todo lo contrario.
El PSOE de Andalucía afronta otras elecciones difíciles que, sin embargo, puede ganar en el conjunto de la comunidad debido al debilitamiento del PP y a la aparición de Ciudadanos y de Podemos, organizaciones que se llevarán una parte de la tarta andaluza en la Carrera de San Jerónimo. Si en las elecciones generales de 2011, el PSOE quedó en segunda posición, a casi a 10 puntos del PP y con sólo 25 escaños frente a los 33 de los populares, en esta ocasión se colocará el primero en votos y en diputados, pero sin aumentar, considerablemente, el número de representantes. La recuperación que los socialistas han logrado en los dos últimos años de la mano del liderazgo de Susana Díaz se aprecia en una ventaja relativa, pero no en el número de votos, que sigue bajando tras cada elección. Sin embargo, las diferencias con los populares le hacen grande. Si el PSOE ha perdido 100.000 votos desde 2011, el PP roza los 900.000, una debacle.
Alfonso Guerra ha dejado el puesto de salida que ocupaba desde 1977 por la provincia de Sevilla. Le sustituirá Antonio Pradas, secretario de Política Federal de la Ejecutiva de Pedro Sánchez. Los socialistas celebran a partir de hoy comités provinciales en toda Andalucía; la mayor parte de ellos, el fin de semana. Jaén tiene convocado hoy el suyo. Por esta provincia ya no irá la ex consejera Concha Gutiérrez, por lo que la opción más probable es de la de Micaela Navarro, presidenta del PSOE federal y del andaluz. Navarro es, sin embargo, parlamentaria autonómica, por lo que tendrá que decidir entre Sevilla o Madrid. El segundo, Felipe Sicilia, sí repetirá.
Por Sevilla tampoco va a figurar José Antonio Viera, imputado por el caso de los ERE y ex militante socialista. Viera se negó a dimitir cuando lo hicieron Manuel Chaves y Gaspar Zarrías, y el Congreso debe decidir en los próximos días si acepta el suplicatorio del Supremo para ser procesado. La pérdida del acta hará que su caso vuelva a Sevilla. Parece que tampoco repetirá la histórica Isabel Pozuelo, una de las socialistas de la conocida foto de la tortilla.
Manuel Chaves, que también posaba en esta imagen tomada en los pinares de Oromana en 1974, deja de liderar la lista de Cádiz. Fue su cabeza de cartel en 1977, aunque posteriormente se presentó como candidato a las autonómicas por esta provincia. El diputado Salvador de la Encina liderará la nómina gaditana. De la Encina es un congresista conocido en Cádiz, ha sido varias veces diputado y es uno de los referentes del Campo de Gibraltar. En Huelva se ha retirado Barrero, y lo sustituirá el ex consejero Juan José Díaz Trillo. Miguel Ángel Heredia encabeza la lista de Málaga, que deja Trinidad Jiménez. Tampoco repite en Almería Consuelo Rumí ni en Córdoba Rosa Aguilar, consejera de Cultura en la actualidad. En Granada hay una discusión entre José Martínez Olmos, actual diputado, y el secretario local de la capital, José María Rueda. También es de Granada el catedrático de Constitucional Gregorio Cámara, uno de los hombres elegidos por Pedro Sánchez para formular la propuesta de reforma constitucional de los socialistas. Otro histórico andaluz, Francisco González Cabaña, se integrará en la lista del Senado.
En la pasadas elecciones de 2011, el PSOE sólo ganó por número de diputados en Sevilla, mientras que empató en Córdoba y en Jaén y perdió en todas las demás. En Sevilla obtuvo seis escaños, y en el resto, de dos a tres. El PSOE se ha venido recuperando desde que Susana Díaz tomó las riendas del partido, pero la irrupción de Podemos y Ciudadanos les puede dejar, escaño arriba, escaño abajo, en torno al mismo número de los 25 diputados. Ciudadanos está en disposición de obtener diputados en Málaga, Sevilla y, quizás, Granada, mientras que Podemos tendría opciones de obtener diputados por siete de las ocho provincias si va en compañía de IU. La federación de izquierdas cuenta actualmente con dos escaños, por Sevilla y por Málaga.