España: prueban que la Infanta conocía los negociados del marido
Por Juan Carlos Algañaraz
Es por nuevos datos que surgen de la declaración de ingresos de la hija del rey de España. Su esposo, el Duque de Palma, está imputado por desvío de fondos públicos y otros delitos. La Justicia investiga el aumento patrimonial de la pareja.
MADRID. CORRESPONSAL -
Iñaki,menos besitos en el cogote y más pastizara en el canalillo
Las andanzas por las que está imputado por graves delitos el yerno del rey Juan Carlos, Iñaqui Urdangarin, son noticia destacada todos los días por los medios serios y de los otros. Pero ahora hay mucha expectativa sobre el grado de compromiso de la Infanta Cristina, segunda hija de los reyes de España, y esposa del Duque de Palma con quien tiene cuatro hijos. En especial, cuando han surgido evidencias de que estaba enterada de los negocios de su marido.
El diario de centro derecha El Mundo , de gran circulación, publicó ayer con gran despliegue en su primera plana y una página interior completa que la Infanta Cristina invirtió en la empresa Aizoon 1.500 euros y ganó 571.000. El otro propietario al 50% es su marido, el Duque, que también ganó una cifra exactamente igual.
Aizoon fue empleada por Iñaki para desviar millonarios fondos públicos captados por el Instituto Noos, la principal empresa de su red. Desde el Instituto, el Duque de Palma desvió contratos públicos que había conseguido de la Generalitat Valenciana (3,5 millones de euros) y el gobierno de islas Baleares (3 millones de euros), ambas gobernadas por el Partido Popular.
El gran aumento de patrimonio de la Infanta Cristina y su esposo en Aizoon está reflejado en la declaración de la renta de 2006. Según Hacienda, el Duque se embolsó 16 millones de euros en comisiones y pago de 103 empresas.
Estas grandes sumas, indica el periódico, acabaron en sus manos por la prestación de negocios inflados o ficticios mediante la utilización de facturas falsas.
Estos hechos se conocen cuando crece la polémica sobre la responsabilidad de la Infanta Cristina en los graves delitos que se le imputan a su esposo. Según trascendidos, la fiscalía no imputará a la Duquesa de Palma porque no integraba los círculos donde se tomaban las decisiones. Pero surgen evidencias de que la Infanta conocía los negocios de su marido y que, aunque no se la impute, podría llamársela como testigo.
Además, en un país profundamente conmovido e irritado por las graves consecuencias sociales de la crisis económica, la sensación de lo que proclamó el Rey –“la ley es igual para todos”, en un reciente mensaje en el que aludió a los problemas de su yerno– no parece que se haya convertido en una convicción de los españoles.
Según El Mundo , la Infanta registró en su declaración de impuestos la compra del Palacete de Pedralbes (la zona residencial más lujosa de Barcelona) por 5,8 millones de euros. Este Palacete pasó a ser también la sede de la empresa Aizoon. Cuando los asesores impositivos revisan la declaración incluyen las cuentas de los recursos de la Infanta para pagar la nueva casa. Sus ingresos se limitan a una asignación de 72.000 euros al año que le asigna el Rey y un sueldo por su trabajo en La Caixa de Barcelona de 90.000 euros anuales.
También son importantes las revelaciones de El Mundo sobre la contabilidad de la empresa Aizoon que fue intervenida por la policía judicial. Allí se consignan “ continuas salidas de dinero de la empresa a nombre de la Infanta Cristina”, señala el rotativo. Los recibos expedidos por la propia Duquesa no aclaran en ningún caso –tampoco en las operaciones de su esposo– el concepto por el cual se produce la transferencia de la empresa a la Infanta.
De esta manera, Cristina retiraba unos 600 euros semanales con facturas a su nombre y los mismos importes los cobraba el duque de manera paralela. Cada uno cobró 35.000 euros. Así costeaban sus teléfonos móviles (16.000 euros), el alquiler de su flota de vehículos (48.000 euros), las facturas de luz, gas, y comidas en los mejores restaurantes. También se pagaron 5.000 euros a una empresa de catering especializada en cocina japonesa, 6.500 euros en vinos y 3.000 para adecuar una bodega. Además, se incluían billetes de tren, flores, carpas para eventos, mudanzas y guardamuebles.
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