sábado, 24 de enero de 2015

POR FIN LOS TRAIDORES SE VAN A LA MIERDA

Como las sectas cuyos miembros se inmolan cuando se sienten acorralados, caminan los socialistas con paso firme hacia el suicidio colectivo conducidos por la osadía de Susana Díaz y Pedro Sánchez, dos dirigentes cuyo único punto de coincidencia –además del carnet del PSOE– es la ambición.
Por si no bastara con este choque de ambiciones –la osadía es un atributo de los jóvenes y de los triunfadores, pero al que sólo una raya muy tenue separa de la imprudencia y la temeridad–, atizan la hoguera los tejemanejes propios de “la casta” a los que se han entregado, como si fueran los propietarios del partido, quienes, como José Luis Rodríguez Zapatero, no han sabido asimilar que su tiempo ya pasó, mientras que en muchas federaciones las votaciones internas reproducen –por falta de renovación de las bases– el esquema de división de finales de los años noventa entre los partidarios de Joaquín Almunia y los de José Borrell.
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