Las balas de la Guardia Civil acabaron con la vida de Javier Verdejo cuando reclamaba tres de las cosas que más ansiaba Andalucía: pan, trabajo y libertad. Las trató de escribir en un muro próximo a las playa del Zapillo de San Miguel, en Almería, una noche de agosto de 1976. Solo pudo escribir la primera. La Guardia Civil le sorprendió junto a sus amigos, provocando una huida que acabó con su muerte en una casetilla cercana. Tenía 19 años y militaba en la Guardia Roja, organización del Partido del Trabajo de España.
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