martes, 21 de febrero de 2012

AQUELLAS SEÑORAS GORDAS DE AYER

La diferencia entre tener kilos de más y ser una “persona burguesa”

Por Julieta Roffo

La mitología urbana señala que la expresión surgió entre los años cincuenta y sesenta y que Juan Carlos Colombres, el humorista gráfico conocido por todos como Landrú, fue el encargado de popularizarla. Se trata de las “Señoras Gordas”, que pueden ser flaquísimas, cuya denominación escapa a sus características físicas y viene asociada a su manera de pensar y de reaccionar ante el mundo que las rodea.

Hay quienes sostienen que el estereotipo se generalizó durante el primer peronismo, cuando las clases populares, convertidas para siempre en actor político, comenzaron a repudiar ciertas posturas de los sectores más acomodados. En épocas de la autoproclamada Revolución Libertadora, que derrocó a Juan Domingo Perón en 1955, se trataba de un término muy utilizado. Landrú, que explotó el concepto desde las páginas de Tía Vicenta, el popular suplemento semanal del diario El Mundo, contó varias veces que el nombre de la publicación respondía al “nombre artístico” de su tía Cora, “una especie de señora gorda que, aunque no entendiera, opinaba sobre cualquier cosa, especialmente sobre política, con sentencias tan desubicadas como desopilantes”.

Pero, ¿cuáles son las características de una Señora Gorda? Habitualmente, se usaba esta denominación para referirse a mujeres de clase acomodada que permanecían recluidas en círculos de su mismo nivel adquisitivo, en barrios selectos de la ciudad de Buenos Aires, sin estar pendientes de las noticias del mundo y que, ante ellas reaccionaban de manera pavorosa: primero casi escandalizadas y luego con preocupación e indignación, pero sin abandonar la intención de distancia entre su grupo de pertenencia y los más necesitados. Surgía en ellas la necesidad de ayudar pero desde la caridad y nunca en busca de la igualdad. Es por eso que la idea de “Señora Gorda” estuvo asociada a quienes practicaban tareas de beneficencia.

Podría pensarse que la infancia de una Señora Gorda es Susanita, esa pequeña futura mamá que Quino le dibujó a la Argentina: una nena que piensa que hay que organizar banquetes con pollo, pavo y lechón para recaudar fondos “para poder comprar a los pobres harina y sémola y fideos y esas porquerías que comen ellos”. En 1963, Carlos Mugica, referente argentino de los sacerdotes tercermundistas asesinado en 1974, se sirvió de la expresión en una entrevista: “Creo que la misión del sacerdote es evangelizar a los pobres... e interpelar a los ricos. Y bueno, llega un momento en que los ricos no quieren que se les predique más, como sucedió en Nuestra Señora del Socorro cuando me echaron las señoras gordas que le fueron a decir al párroco que yo hacía política en la misa”.

Como cualquier construcción que asocia automáticamente un grupo social a ciertos comportamientos, se trata de un estereotipo cargado de prejuicios y en el que la gordura se piensa peyorativamente. En ese sentido, la escritora Ana Jusid, autora de Mientras como chocolate – protagonizado por una gorda – y la psicóloga especialista en obesidad Sandra Tamburini coinciden en señalar que la idea puede vincularse a épocas en las cuales el exceso de peso se asociaba al acceso a los alimentos, y por lo tanto a la opulencia. “Luego de la Segunda Guerra Mundial, cuando se generalizó ese acceso, el paradigma de belleza entró en transición y ahora la delgadez es vista como un valor positivo”, señala Jusid. Tamburini sostiene que “pensar a la obesidad vinculada a una clase social quedó viejo, es demodé”.

La actriz Ana María Giunta, siempre ligada a distintas reivindicaciones sociales, asegura que la idea de “la gorda burguesa es una manera de discriminación, uno de los dichos populares que anuncian una discriminación encubierta, como cuando se dice que alguien es la oveja negra de la familia; se habla de manera despectiva de la obesidad”.

Tal vez la expresión no se use tanto como en tiempos de Tía Vicenta, que tanto enojaba al dictador Juan Carlos Onganía, tal vez tener algunos kilos de más ya no quiera decir que se tienen algunos pesos de más, pero reflexionar sobre una construcción sostenida en generalizaciones endebles puede servir para pensar en otras y derribarlas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario